Ciudad de México,
Redacción NotiPress
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress)
Cada año, al llegar el 31 de diciembre, distintas culturas llevan a cabo tradiciones para cerrar un ciclo y comenzar otro. Estas tradiciones de Año Nuevo, transmitidas entre generaciones, buscan atraer fortuna, dejar atrás lo negativo o reafirmar la esperanza colectiva en el tiempo que inicia. Cada rincón del mundo celebra una serie de rituales arraigados a la cultura local. A continuación, se repasa algunas de las costumbres más curiosas.
Figuras hechas con ropa usada, papel y pólvora se prenden fuego a medianoche. El muñeco representa al año viejo y son parte de un ritual extendido en varias regiones del país. Mientras las figuras se consumen, las personas expresan deseos de bienestar para el nuevo ciclo.
Uno de los elementos más usados en esta fecha en el país es el huevo. La tradición consiste en romper uno en un vaso con agua justo antes de la medianoche, dejarlo toda la noche en la ventana, y a la mañana siguiente, la figura que forme la clara al solidificarse presagia la fortuna o el destino para el nuevo año, interpretando formas como viajes, dinero, amor o trabajo.
En zonas del sureste, la población rompe utensilios de barro como símbolo de renovación material. Otras regiones del país conservan la costumbre de despedir el año con música tradicional. También se mantiene la práctica de recitar textos populares en la cena de Año Nuevo que evocan la gratitud.
En España, al igual que el resto de hispanoamérica, es una tradición muy común comer una uva por cada campanada. Cada uva representa un mes del año entrante y, si se logran comer al ritmo de las campanadas, se cree que traerán buena suerte y prosperidad.
Algunas regiones del país lanzan objetos por las ventanas, gesto simbólico para desprenderse de lo negativo antes del nuevo comienzo. Aunque, por cuestiones de seguridad, la traadición ha ido mutando a una forma más segura como romper platos dentro de las casas o simplemente dejar cosas viejas fuera de la puerta.
Miles de personas vestidas de blanco se congregan en playas de Brasil para lanzar flores al océano. Esta acción honra a la figura del candomblé vinculada con el mar: Yemayá, madre de aguas dulces y saladas, fertilidad y protectora del hogar. También se realiza un salto sobre siete olas, con la intención de pedir deseos para los próximos meses.
La tradición del Bleigießen consiste en fundir una pequeña figura de metal en una cuchara sobre la llama de una vela. Luego se vierte en un recipiente de agua fría donde se solidifica. La forma resultante se interpreta como el futuro que depara para el próximo año.
Desde los templos de Japón, se oyen 108 campanadas que acompañan la transición de año. Según la creencia budista, los seres humanos están atormentados por 108 pasiones o deseos terrenales. Se cree que cada una elimina una de estas impurezas. Los monjes comienzan a tocar la campana alrededor de las 11:40 p.m. y tocan la última al comenzar el 1 de enero.
Las prendas con formas circulares, junto con alimentos redondos, se vinculan con la riqueza en Año Nuevo. La lógica detrás de esta costumbre es la asociación directa de la forma redonda con las monedas. Vestimenta con lunares, frutas redondas, monedas en los bolsillos, y decoraciones en forma de círculo son rasgos típicos de la bienvenida del nuevo año en Filipinas.
Poco antes de las 12, en Rusia se escriben los deseos para el año entrante en un papel. Lo curioso es que ese papel se quema y se vierten sus cenizas en una copa de champagne para tomar un sorbo durante el primer minuto del año nuevo.
Las prácticas compartidas por estos países no solo refuerzan la identidad cultural, también revelan la forma en que cada sociedad expresa sus expectativas colectivas en un momento de transición simbólica.