Foto: Official page Donald Trump
A medida que los resultados de las elecciones presidenciales de Estados Unidos se iban consolidando y la victoria de Donald Trump se hacía cada vez más evidente, los líderes de Silicon Valley experimentaron una notable transformación en su postura política. En 2016, la sorpresa ante la elección de Trump estuvo acompañada de un sentimiento de desesperación. Sam Altman, cofundador de OpenAI, compartió en Twitter: "Esta noche lloramos, nos desesperamos y tenemos miedo. Mañana volvemos a trabajar para intentar construir el mundo que queremos". Años después, la misma figura que expresó esa angustia fue una de las que felicitó al presidente electo, afirmando: "Felicidades al presidente Trump. Le deseo un enorme éxito en su trabajo".
El cambio de tono no se limitó a Altman. Líderes como Dara Khosrowshahi, CEO de Expedia, quien en 2016 admitió estar "enormemente desconectado de nuestra nación", celebraron abiertamente la victoria de Trump esta vez, escribiendo en redes sociales que estaban listos para colaborar con su administración. Jeff Bezos, fundador de Amazon, también expresó su apoyo al presidente electo, destacando su "extraordinario regreso político". Este viraje refleja un pragmatismo que ha calado hondo en Silicon Valley, donde las preocupaciones sobre la regulación tecnológica y las políticas fiscales han llevado a muchos de estos líderes a adoptar una postura más corporativa y menos ideológica.
La transformación de la postura de figuras clave de la tecnología es también un reflejo de los cambios en el panorama empresarial y político. El sector tecnológico, que alguna vez se caracterizó por su postura progresista y su disposición a desafiar la administración de Trump, ha adoptado un enfoque más flexible en los últimos años. En lugar de confrontar, ahora buscan adaptarse y trabajar de manera más estratégica con el gobierno. Para muchos, las políticas fiscales y de desregulación de Trump se presentan como una oportunidad para fortalecer las industrias tecnológicas, especialmente en áreas como la inteligencia artificial, las criptomonedas y los vehículos eléctricos.
En paralelo, figuras como Elon Musk, CEO de Tesla y SpaceX, han sido más abiertos en su apoyo a las políticas de Trump, advirtiendo que una derrota del expresidente podría tener consecuencias negativas para las elecciones futuras. Musk, al igual que otros, ve la administración de Trump como una oportunidad para impulsar la innovación tecnológica en sectores clave, como la defensa y la energía, mientras reduce la burocracia que a menudo limita el crecimiento de la industria.
Sin embargo, el cambio de actitud no ha sido unánime. Mientras algunos líderes empresariales celebran la victoria de Trump, otros, como Aaron Levie, CEO de Box, se mantienen optimistas a pesar de las diferencias políticas, confiando en que la influencia de Musk podría moderar algunas de las políticas más controvertidas de Trump. Levie expresó su esperanza de que el enfoque de Trump hacia los impuestos corporativos sea beneficioso para las empresas tecnológicas.
No obstante, la reacción interna de los empleados de estas grandes empresas tecnológicas muestra un contraste. A diferencia de 2016, cuando las protestas internas fueron generalizadas, esta vez la mayoría de los trabajadores parecen haber guardado silencio. En empresas como Amazon y Meta, las discusiones políticas han quedado relegadas, con un enfoque más pragmático que prioriza la estabilidad organizacional por encima de los debates políticos.
En conclusión, el regreso de Donald Trump a la presidencia ha generado una reflexión profunda entre los líderes de Silicon Valley, quienes, tras varios años de confrontación, parecen ahora dispuestos a adoptar una postura más pragmática y flexible ante los retos políticos y regulatorios. Mientras algunos celebran su victoria, otros reconocen que el cambio es parte de la evolución natural de la industria tecnológica, que busca adaptarse a las nuevas realidades políticas y económicas.
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