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De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Pekín y el Instituto Pasteur de Shangai, con base en la nueva información epidemiológica y genética presentada con 103 muestras de material genético, se ha detectado una segunda cepa de SARS-CoV-2, el virus responsable de la enfermedad COVID-19, que afecta a casi 100 mil personas a nivel mundial según las cifras oficiales.
Un equipo de investigadores en Pekín, entre los que se encuentran Xiaolu Tang, Changcheng Wu, Xiang Li, Yuhe Song y Xinmin Yao, realizan un exhaustivo análisis molecular del COVID-19, con el objetivo de encontrar las divergencias entre el virus SARS-VoC-2 y otras cepas de coronavirus relacionadas con el SARSr-CoV y RaTG13; entre sus metas figuran la detección oportuna de los contagios a nivel mundial, análisis sobre la severidad de la infección, rastreo de contagio entre las especies de animales a través de zoonosis, así como la iniciativa de proporcionar información necesaria para generar un frente común contra el COVID-19
Según los resultados de la investigación, los datos adquiridos a partir de las 103 muestras de material genético del SARS-CoV-2 sugieren una divergencia mayor entre el COVID-19 y los SARS portados por murciélagos, con una diferencia de 17% entre los genomas; asimismo, presenta la posibilidad de mutaciones y transformaciones por selección natural.
Como consecuencia de esta observación en los cambios de genomas, se detectó que el COVID-19/SARS-CoV-2 es un virus que evolucionó en dos clases principales: la primera cepa, observada desde el brote en Wuhan en 2019, se denominó tipo-L, y ha disminuido su frecuencia desde enero; la segunda cepa se nombró tipo-S, y ha sido clasificada como la más antigua en cuestión evolutiva.
La cepa tipo-L se reportó como más agresiva, con un 70% de presencia entre los casos de COVID-19, pese a la disminución de su frecuencia; por su parte, la cepa tipo-S representa el 30% de los casos, ha mostrado menor agresividad y poca capacidad de adaptarse para sobrevivir. Ante este hecho, gracias a las distintas frecuencias y comportamientos, la investigación emite una conclusión preliminar que favorece la expansión de la cepa tipo-S sobre la tipo-L, aunque la segunda representa un mayor riesgo a corto plazo.
Estos resultados fueron publicados a través de un manuscrito en la revista National Science Review, de Oxford Academic; asimismo, se presentaron las modificaciones pertinentes con respecto a las tablas de genomas analizados, una advertencia ante la fase preliminar del estudio, y la tasa de infección de las dos variedades de SARS-CoV-2. De esta manera, el propósito final de la investigación consiste en determinar el origen del COVID-19, así como sentar las bases para desarrollar mejores métodos de identificación y tratamiento frente a una posible pandemia.
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