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De acuerdo con la información del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés), el impacto de la pandemia de Covid-19 en niños y adolescentes no se registra en síntomas severos, ni tasas de mortalidad elevadas, sino en los efectos que esta enfermedad tiene dentro su comunidad a nivel económico y geopolítico, sobre todo en condiciones de pobreza; sin embargo, diversos especialistas e instituciones han encontrado evidencia sobre nuevos riesgos de contagio por parte de niños y adolescentes, debido a su capacidad de transmisión de la enfermedad, descubierta gracias a técnicas para estudiar contacto poblacional entre portadores sintomáticos y asintomáticos.
El Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), con sede en Atlanta, Estados Unidos, implementó la técnica Contact Tracing for Covid-19 (rastreo de contactos por Covid-19), con objeto de dar seguimiento a los datos de epidemiología más importantes de la pandemia. Entre estos datos resaltan la frecuencia de contagios entre la comunidad, edades, comorbilidades, impacto en el personal de salud, contagios locales e importados y división en grupos de riesgo.
Debido a que las investigaciones epidemiológicas sobre la pandemia de Covid-19 requieren grandes cantidades de información para elaborar curvas de contagio y generar un mapa epidemiológico, las instituciones de salud deben proporcionar los datos necesarios, como en los casos del Departamento de Salud y Servicios Sociales de los Estados Unidos (HSS, por siglas en inglés) y el Comité de Ética de la Unidad Local de Salud de Trento, Italia.
Gracias a la técnica Contact Tracing, el equipo de científicos italianos en la provincia de Trento, dirigidos por Laura Battisti y Pirous Fateh-Moghadam, lograron estudiar de manera efectiva los contagios entre su población durante marzo y abril de 2020, con 2 mil 812 casos de laboratorio y 6 mil 690 casos de contacto entre la comunidad. Según el informe de hallazgos, las personas menores de 15 años transmitieron de manera más eficiente la enfermedad, con 22.4% más contagios que la población entre las edades de 30 a 49 años.
Por su parte, según el estudio sobre la efectividad de transmisión de Covid-19 en Estados Unidos, dirigido por Taylor Heald-Sargent, los niños y adolescentes portadores del virus Sars-Cov-2 presentan una menor incidencia en síntomas asociados con la enfermedad, pero son capaces de transmitirla de manera efectiva debido al deficiente control epidemiológico, en tanto el sistema de salud pública no consideraba a este sector como un factor de contagio importante, así como la gran divergencia de síntomas que dificulta detectar los cuadros infecciosos.
La capacidad de transmisión de Covid-19 entre menores de edad y adultos es un factor de riesgo que no se consideró ampliamente durante la implementación de medidas de cuarentena y jornadas de sana distancia, principalmente por la falta de evidencia científica. Con base en esta información actualizada, los niños y jóvenes representan un riesgo para sus comunidades respecto al contagio de Covid-19, sobre todo en la escuela y el hogar; frente a este hecho, especialistas piden reconsiderar la apertura de escuelas y otros espacios donde niños y adultos pueden convivir de cerca, debido a la facilidad de transmisión entre los sectores.
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