Juanedc (WikiCommons: CC BY 2.0) (foto sin cambios)
La posible intervención militar en Ucrania por parte del gobierno ruso despierta la preocupación de la comunidad internacional. La Unión Europea (UE) y Estados Unidos amenazan a Rusia, prometiendo fuertes sanciones si deciden proceder con el conflicto bélico. Existen precedentes recientes que confirman la seriedad de las amenazas militares provenientes del presidente ruso, Vladímir Putin.
Ucrania es una nación que, desde su independencia en 1991, tras la caída de la Unión Soviética, ha atravesado múltiples conflictos sociopolíticos y divisiones internas a lo largo de los años. Estas comenzaron cuando las regiones del oeste del país buscaban integrarse con Europa Occidental mientras que la extensión oriental de la nación quería formalizar lazos con Rusia.
Esta fragmentación política llegó a un punto álgido en el 2014 con la Revolución de la Dignidad, una serie de manifestaciones contra el presidente ucraniano prorruso, Víktor Yanukóvich. Estas surgieron cuando el mandatario se negó a firmar una serie de acuerdos de asociación con la Unión Europea a causa de presiones rusas. Tras violentas represiones de protestas y la muerte de múltiples manifestantes, Yanukóvich huyó del país, en donde se estableció un gobierno provisional. En el mismo año, Rusia anexionó por la fuerza a Crimea, península ucraniana, cuando la nación se encontraba vulnerable por su situación política y la falta de preparación y organización militar. Posteriormente, Putin atacó la región de Donbás, donde se originó un conflicto armado entre separatistas prorrusos apoyados por Rusia y fuerzas gubernamentales ucranianas.
Los ataques por parte de Rusia violaron las garantías de seguridad establecidas en el Memorando de Budapest para Ucrania, acuerdo de 1994 entre Rusia, Reino Unido y Estados Unidos, el cual tuvo la meta de proteger la soberanía de Ucrania. Después de que Putin firmara la incorporación de Crimea a su territorio, acontecimiento no reconocido por el gobierno mundial, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) restringió su cooperación con Moscú y sanciones fueron impuestas por la UE y EU. Más adelante, en el 2019, Volodímir Zelenski llegó al poder en Ucrania e hizo campañas de lucha contra la corrupción, por la restauración económica y por la paz en la región de Donbás.
En enero del 2021, múltiples manifestaciones antigubernamentales inundaron las calles de Rusia, marchando como símbolo de apoyo a Alexei Navalny, oposición política del actual presidente ruso. Este contexto colocó a Putin en una situación sociopolítica desfavorable, donde el actual conflicto con Ucrania podría servir para levantar las sanciones impuestas contra él y mejorar así su posición.
Aunado a esto, la posible intervención surgió después de que Ucrania solicitara su ingreso a la Unión Europea en el 2021 y expresara su deseo por formar parte de la OTAN. El descontento de Putin conforme a estas solicitudes viene de su percepción de Ucrania como un territorio más que como una nación independiente. Por esta razón, intenta hacer lo posible para evitar la entrada de este país a los organismos internacionales anteriormente mencionados.
Incluso cuando una invasión masiva a Ucrania es improbable, podrían surgir combates entre separatistas respaldados por Rusia y el ejército ucraniano. Por el momento, se calcula que existen 100,000 soldados rusos establecidos en la frontera de estos países, donde se prepararán maniobras militares conjuntas. Por el momento, Joe Biden y la Unión Europea amenazan con severas restricciones y sanciones a Rusia si este decide proceder. Incluso cuando el conflicto podría dar lugar a discusiones diplomáticas, los riesgos son más altos que los beneficios para Rusia.
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