Ciudad de México,
Martín Olivera
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El 5 de noviembre de 2024, millones de estadounidenses acudirán a las urnas, siguiendo una tradición establecida hace casi dos siglos. La fecha electoral de Estados Unidos se fijó en 1845 por el Congreso, designando el primer martes después del primer lunes de noviembre. Esta elección de fecha fue una decisión práctica en una época en la que el país era principalmente agrícola. Al elegir noviembre, los agricultores podían votar luego de la cosecha de otoño y antes de las nevadas invernales. Optar por un martes permitía a los ciudadanos rurales desplazarse sin afectar las actividades religiosas dominicales ni los mercados de los lunes.
Aunque el país cambió mucho, la fecha sigue siendo un símbolo de continuidad histórica. Actualmente, los ciudadanos pueden votar de varias maneras: el día de la elección, por correo o de manera anticipada. Sin embargo, las normas de conteo y plazos varían entre los estados, lo cual puede demorar la confirmación del resultado final. El voto anticipado ganó popularidad en las últimas décadas, y ambos partidos promueven esta opción para facilitar el acceso a las urnas.
En lugar de elegir directamente al presidente, el sistema estadounidense utiliza un proceso llamado Colegio Electoral, con 538 votos repartidos entre los estados. Cada estado tiene un número de votos basado en su población y representación en el Congreso, dando ventaja a los más poblados.
Para ganar, un candidato necesita obtener al menos 270 votos electorales, lo cual no siempre refleja el voto popular nacional. La gran mayoría de los estados otorga todos sus votos electorales al candidato que obtiene la mayoría del voto popular. Esta regla, conocida como "el ganador se lleva todo", define el peso electoral y generó controversia. Solo dos estados, Maine y Nebraska, reparten sus votos de forma proporcional, permitiendo una representación matizada de los resultados locales. Este sistema fue cuestionado, especialmente porque permite a un candidato ganar sin obtener la mayoría del voto popular, como ocurrió en 2000 y 2016.
Algunos proponen reformarlo o eliminarlo, buscando un sistema de voto popular directo en lugar del Colegio Electoral. Sus defensores, sin embargo, argumentan que mantiene el equilibrio entre estados grandes y chicos y respeta el federalismo. Los electores elegidos en cada estado se reunirán en diciembre para emitir sus votos de manera formal, y en enero el Congreso certificará los resultados. El nuevo presidente de Estados Unidos asumirá oficialmente el cargo el 20 de enero de 2025, en una ceremonia de transferencia pacífica del poder.
Las elecciones de 2024 ocurren en un clima global marcado por una creciente polarización, que expertos consideran una amenaza para la estabilidad social. Con una participación récord en las elecciones de 2020, cuando votó el 65,9% de la población elegible, se espera un alto nivel de votantes en 2024.