
Foto: Martín Olivera (Composición/NotiPress)
La primera vuelta de las elecciones presidenciales en Chile culminó con un resultado que reafirma un fenómeno en expansión: la consolidación de candidaturas en los extremos ideológicos. Con el 99% de los votos escrutados, la comunista Jeannette Jara obtuvo el 26,8% de los sufragios, mientras que el ultraderechista José Antonio Kast alcanzó el 23,9%, asegurando así su paso al balotaje del próximo 14 de diciembre. Ambos serán los encargados de competir por liderar el país sudamericano entre 2026 y 2030.
Estos resultados reflejan un escenario marcado por la fragmentación del centro político y el fortalecimiento de opciones que, desde los bordes del espectro ideológico, obtuvieron mayor respaldo ciudadano. En tercer lugar se ubicó el populista Franco Parisi, con un 19,7%, seguido por Johannes Kaiser (13,9%) y Evelyn Matthei (12,4%). En conjunto, las candidaturas de derecha superaron el 50% del total de votos válidos.
Camilo Herrera, director ejecutivo de la Corporación 3xi, explicó en entrevista con CNN Chile: "el juego de la polarización es un juego donde el otro yo lo deshumanizo, instalo un relato de nosotros versus ellos". Añadió que este tipo de dinámica genera consecuencias sociales profundas: "socialmente lo que va pasando es que se va destruyendo un tejido social".
El Estudio Nacional de Polarizaciones 2025, realizado por 3xi y Criteria, señala que la polarización política se intensificó durante el ciclo electoral, con un aumento de las brechas entre posiciones de izquierda y derecha en 12 de 20 ítems analizados. En paralelo, la disposición al diálogo disminuyó dos puntos porcentuales respecto al año anterior, ubicándose en 34%.
Dicho informe también advierte sobre una "polarización subjetiva", donde los ciudadanos tienden a imaginar al oponente político como más extremo de lo que realmente es. Según Herrera, "estamos más polarizados por prejuicios que por ideas", lo cual debilita las condiciones para el diálogo democrático. En esa línea, agregó que "cuando nos vamos a los polos, el espacio de encuentro desaparece".
Pese a este contexto, el estudio destaca que la sociedad chilena no presenta altos niveles de polarización social. "Chile no es un país que esté polarizado socialmente, sino que está polarizado en las élites políticas", afirmó Herrera. Esta separación entre discurso político y ciudadanía activa plantea un desafío para las instituciones representativas, especialmente en un sistema donde el voto es obligatorio.
De cara al balotaje, las señales que emitan ambos candidatos serán determinantes para conquistar al electorado moderado. Mientras Jara deberá tender puentes con sectores más amplios, Kast cuenta con el respaldo explícito de Kaiser y Matthei, así como con el apoyo proyectado de una parte significativa de la coalición Chile Vamos.
El próximo gobierno enfrentará un país con baja confianza en las instituciones, un Congreso fragmentado y demandas crecientes en seguridad, economía y cohesión social. Para Herrera, "la democracia liberal se basa en que podemos tener opiniones diferentes y deben procesarse en una mesa común que se llama democracia".
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