Foto: Twitter @alferdez
Previo al escenario de la pandemia por coronavirus, Argentina tenía una batalla por el posible incumplimiento de préstamos internacionales. El 8 de mayo de 2020 venció la fecha para responder cómo el país hará frente a su deuda por 66 mil millones. De caer en default o incumplimiento de pago, la nación dirigida por Alberto Fernández se uniría al Líbano como las primeras víctimas de la crisis financiera causada por el coronavirus.
Fernández asumió como presidente el 10 de diciembre de 2019, una nación de 45 millones de habitantes que venía de una parálisis económica desde 2018. La recesión económica previa y el flagelo por coronavirus, colocaron a Argentina en una delicada situación ante sus acreedores. Una parte de los 66 mil millones corresponde a préstamos impagos del incumplimiento de 2001, famoso año conocido por "el corralito". Por ese año, el Gobierno instrumentó un mecanismo en el cual instruyó a los bancos a no permitir retirar dinero en efectivo a personas y empresas. En ese año, Argentina sufrió una crisis de pago de alrededor de 100 mil millones. Esto le costó litigios internacionales y uno de los mayores colapsos en la historia reciente. A 2020, Argentina tiene un endeudamiento por 323 mil millones de dólares, cerca de 90% de su Producto Interno Bruto (PIB).
El 22 de mayo de 2020, el país sudamericano enfrenta el pago de intereses por 500 millones. Los acreedores, en su mayoría extranjeros, incluyen a bancos de inversión de Wall Street y otros inversores privados. Argentina había declarado no poder pagar intereses debido a la crisis por coronavirus. El gobierno de Fernández argumentó, son momentos donde los costos en atención médica y la necesidad de proporcionar dinero a los más necesitados hacen inviable asumir el compromiso de pago. Según el New York Times, los acreedores tomaron como una burla el plan de reestructuración presentado por Argentina.
Argentina prevé un recorte en su economía del 6.5% en 2020. El presidente Fernández dijo estar dispuesto a concesiones, pero argumenta tener poco margen de maniobra. De la propuesta presentada el 22 de abril de 2020 ante la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC por sus siglas en inglés), el mandatario trabaja a toda máquina para evitar un nuevo default y lograr una reestructura a mas tardar el 11 de mayo de 2020, aunque se reserva la posibilidad de extender el plazo para seguir negociando. El anuncio lo dio el Presidente por Twitter luego de reunirse con su ministro de Economía Martín Guzmán.
La postura del Gobierno es pedir un periodo de gracia de tres años a los acreedores para empezar a pagar en 2023 con tasas de 0.5% e incrementos paulatinos. Fernández dijo, "objetivamente, los acreedores no pierden, solamente ganan menos en un mundo que se ha dado vuelta", al defender su propuesta. La administración argentina pretende una quita del 62% sobre intereses y un 5.4% sobre el capital. En entrevista con radio Futurock, el mandatario aseguró, "nadie quiere caer en default".
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