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El Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos abrió dos represas en el centro de California el pasado viernes, liberando aproximadamente 2.200 millones de galones de agua de los embalses, en cumplimiento de una orden del presidente Donald Trump. La medida, anunciada como una acción para llevar agua al sur de California, fue ampliamente criticada por expertos y funcionarios estatales, quienes advierten que la liberación no beneficiará a las zonas afectadas por la sequía y podría generar problemas de abastecimiento en los meses de verano.
Trump celebró la liberación en su red Truth Social: "El agua está fluyendo en California", afirmó y aseguró que el recurso se dirigiría a los agricultores y a Los Ángeles, que se encuentra devastada por los incendios. Sin embargo, especialistas en recursos hídricos señalaron que la decisión presenta dos problemas clave: la ruta del agua liberada no conduce a Los Ángeles y se está desperdiciando agua al liberarse durante la temporada húmeda de invierno.
Según Heather Cooley, directora de investigación del Pacific Institute, la medida compromete la disponibilidad de agua para los agricultores en los meses de verano. "Estaban reteniendo agua adicional en esos embalses debido al riesgo de que hubiera un verano seco", explicó. "Esta liberación es sumamente preocupante. No aporta ningún beneficio y pone a los agricultores de California en riesgo de sufrir limitaciones en el suministro de agua en los próximos meses", agregó.
Entre el viernes 31 de enero y el domingo 2 de febrero, se liberaron aproximadamente 8.000 millones de litros de agua, que terminaron en el lecho seco del lago Tulare. De acuerdo con una carta enviada por el senador Alex Padilla al secretario de Defensa Pete Hegseth, el agua fue utilizada aguas abajo en cantidades limitadas para riego y recarga de aguas subterráneas, pero la mayor parte se perdió.
Falta de coordinación y consecuencias para el futuro
Karla Nemeth, directora del Departamento de Recursos Hídricos de California, señaló que la decisión de abrir las represas se tomó sin la participación del estado. "Estos embalses eran embalses federales y el estado de California no participó en la toma de decisiones en este caso", indicó. "Tradicionalmente tenemos un alto grado de coordinación a nivel operativo, lo que realmente no fue parte de esta decisión", señaló.
La falta de comunicación entre las autoridades federales y estatales generó preocupación en los distritos hídricos de California. Desde el estado advierten que el agua desperdiciada podría afectar la disponibilidad en los próximos meses.
Además, la geografía del sistema hídrico de California contradice los argumentos de Trump sobre el destino del agua liberada. Los embalses del lago Kaweah y el lago Success, que fueron objeto de la apertura, abastecen principalmente al Valle Central, una zona agrícola dependiente de las aguas subterráneas y las precipitaciones invernales. En contraste, Los Ángeles obtiene su suministro de agua de embalses estatales y del río Colorado, sistemas completamente independientes de las represas abiertas por orden del presidente.
Impacto en la gestión del agua en California
Con la liberación de los embalses en plena temporada de lluvias surgieron cuestionamientos sobre el manejo de los recursos hídricos a nivel federal. Los agricultores del Valle Central, que dependen de estas reservas para el riego durante el verano, podrían enfrentar escasez si las precipitaciones en los próximos meses no son suficientes.
Asimismo, la falta de una estrategia coordinada para la distribución del agua en California resalta la necesidad de un enfoque más estructurado en la toma de decisiones hídricas. Expertos en gestión de recursos advirtieron que medidas impulsadas sin considerar la infraestructura y la geografía del estado pueden resultar ineficaces y contraproducentes.
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