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Los incendios recientes en el sur de California, incluidos algunos de los más destructivos y letales en la historia del estado, revelaron una amenaza particular: las tormentas de fuego urbanas. Este fenómeno, diferente a los incendios forestales tradicionales, convierte a los edificios en combustible, acelerando la propagación de las llamas. En zonas como Los Ángeles, barrios enteros fueron destruidos cuando las casas comenzaron a incendiarse en un efecto dominó.
"Se trató de una conflagración urbana y no solo de un incendio forestal", explicó Ann Jeffers, experta en incendios de la Universidad de Michigan. En estos eventos, al menos 24 personas murieron y más de 12.000 estructuras fueron destruidas, resaltando la devastación que puede causar el fuego en entornos urbanos densos.
Factores detrás de la propagación rápida
El cambio climático y las tendencias demográficas son elementos clave que incrementaron la frecuencia y el impacto de estos incendios. En Los Ángeles, la acumulación de vegetación tras lluvias intensas en 2023 y 2024, seguida de una sequía extrema, creó un entorno perfecto para la combustión. Este fenómeno, conocido como "latigazo hidroclimático", refleja un cambio abrupto entre condiciones húmedas y secas.
Michael Gollner, experto en incendios de la Universidad de California en Berkeley, destacó que "hay tantos detalles físicos minuciosos que son importantes" en la forma en que los incendios se desplazan. Por ejemplo, las brasas impulsadas por el viento y el calor radiante pueden encender estructuras cercanas con facilidad, especialmente en áreas donde los edificios están próximos entre sí.
Investigación para prevenir desastres
Estudios recientes han revelado estrategias para reducir la vulnerabilidad de las comunidades. Investigadores del Insurance Institute for Business & Home Safety demostraron que distancias de al menos 6 metros entre cobertizos y edificios principales reducen significativamente el riesgo de propagación. Simulaciones informáticas lideradas por Gollner también permitieron entender cómo los incendios migran de áreas silvestres a urbanas, brindando información crucial para la planificación y la prevención.
Otro enfoque práctico incluye modificaciones en los materiales de construcción. Guillermo Rein, especialista en incendios del Imperial College de Londres, señaló que cubrir los respiraderos con mallas, usar techos metálicos y reemplazar revestimientos inflamables por materiales compuestos puede aumentar significativamente la resistencia al fuego de las viviendas.
Según estudios recientes, las casas construidas en California después de 2008, bajo normativas más estrictas, tienen un 40% menos de probabilidades de incendiarse que aquellas construidas antes de ese año. Sin embargo, gran parte de las viviendas afectadas en Los Ángeles fueron construidas antes de la implementación de estas regulaciones.
Con el crecimiento de la interfaz urbano-forestal, donde las ciudades limitan con paisajes naturales, el riesgo de incendios destructivos se incrementaron en todo el mundo. Casos recientes en Lahaina, Hawái, y Valparaíso, Chile, muestran cómo estos incendios pueden devastar comunidades completas cuando las llamas migran de áreas silvestres a entornos urbanos.
"Hay estrategias que podemos poner en práctica", afirmó Jeffers, quien enfatizó la importancia de adoptar medidas preventivas basadas en evidencia científica para proteger a las comunidades más vulnerables.
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