Buenos Aires,
Axel Olivares
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
Luego de una serie de conflictos pospandemia que incluyen, por ejemplo, la guerra en Ucrania y en Medio Oriente, el comercio internacional se ha visto reorientado. Esto tuvo consecuencias positivas generando nuevas oportunidades comerciales para el Cáucaso y para Asia Central. El Fondo Monetario Internacional (FMI) sugiere que nuevas rutas comerciales impulsan el crecimiento en Asia Central.
Desde los inicios de la guerra en Ucrania en 2022, países como Armenia, Georgia o la Kirguistán mostraron una capacidad de resiliencia al adaptarse al nuevo contexto. La región de Asia Central ha aumentado su participación en el comercio con socios importantes como China, la Unión Europea, Rusia y Estados Unidos en hasta un 60%.
Como resultado, se espera que el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) en el Cáucaso y Asia Central pase del 3.9%, que se tiene proyectado en 2024, a un 4.8% en 2025. Este impulso se debe en parte a la ampliación de rutas comerciales alternativas, refiere el FMI.
Una de esas rutas, conocida como Corredor Medio, representa una pequeña fracción del comercio total entre China y Europa. Esta ruta encierra una importante oportunidad para el desarrollo económico en el Cáucaso y Asia Central y su consecuente integración en las cadenas de suministro globales.
La transformación económica de estas regiones influyeron también en varios países de Oriente Medio y del norte de África, tales como Argelia, Kuwait, Omán o Qatar. En el periodo 2022-2023, varias de estas naciones duplicaron sus exportaciones de energía a la Unión Europea para satisfacer la creciente demanda de petróleo y gas, luego de dejar de depender de las exportaciones de gas ruso.
Por otro lado, los bloqueos en el mar Rojo en manos de los hutíes yemeníes provocaron una caída de las exportaciones y una serie de consecuencias económicas considerables para las economías más expuestas. Frente a este panorama, las regiones de Asia Central y el Cáucaso tienen el desafío de implementar reformas políticas que permitan aprovechar el contexto geopolítico a su favor.
De acuerdo al FMI, "reducir las barreras comerciales no arancelarias, impulsar la inversión en infraestructura y mejorar la calidad regulatoria podría ayudar a aumentar el comercio hasta un 17% en promedio a mediano plazo, mientras que la producción económica podría ser un 3% más alta. Esto también mejoraría la resiliencia frente a futuras crisis comerciales".
Según el FMI, países como Uzbekistán aumentan su atractivo para los inversores extranjeros y profundizan su integración en la economía global, eliminando los controles cambiarios y mejorando el entorno empresarial. Mientras que otros países como Arabia Saudita hicieron crecer su economía no petrolera y atrajeron empresas internacionales a través de su plan de reforma "Visión 2030", la cual busca aliviar las restricciones regulatorias al comercio y la inversión.
Así, la expectativa es que estos países puedan aumentar su resiliencia a mediano plazo frente a las perturbaciones comerciales, derivada de las confrontaciones bélicas. Así, el fortalecimiento y ampliación de los vínculos más la conectividad regional contribuirían con el crecimiento económico en Asia Central.