Para Canadá, la falta de un acuerdo con Trump es mejor que un mal acuerdo

 03-08-2025
Martín Olivera
   
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Foto: Pixabay

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La entrada en vigor de aranceles del 35% por parte de Estados Unidos a productos canadienses profundizó el desacuerdo comercial entre ambos países. A pesar de las consecuencias económicas, autoridades y sectores empresariales de Canadá afirman que la ausencia de un acuerdo es preferible a uno desfavorable.

El 1 de agosto, el gobierno de Canadá reaccionó ante el aumento arancelario aplicado por la administración del presidente Donald Trump. El primer ministro Mark Carney declaró estar "decepcionado", pero reafirmó su compromiso con fortalecer la resiliencia económica del país y diversificar sus relaciones comerciales. Según expresó en un comunicado, "aunque continuaremos negociando con Estados Unidos sobre nuestra relación comercial, el Gobierno de Canadá está totalmente centrado en lo que podemos controlar: construir un Canadá fuerte".

La medida estadounidense afecta directamente a sectores clave como el acero, el aluminio, la madera y la industria automotriz. Datos del Banco de Canadá indican que las exportaciones cayeron un 25% durante el segundo trimestre del año, lo cual contribuyó a la desaceleración económica. Además, se registró un aumento del desempleo en industrias vinculadas al comercio bilateral.

Carney, electo en abril, también afirmó que "los propios canadienses seremos nuestros mejores clientes, creando más empleos bien remunerados en casa, mientras fortalecemos y diversificamos nuestras relaciones comerciales en todo el mundo". El gobierno federal trabaja junto con provincias y territorios en reducir barreras comerciales internas y construir una economía más unificada.

Por su parte, el líder conservador Pierre Poilievre calificó los nuevos gravámenes como "injustificados" y sostuvo en X: "el primer ministro no debe aceptar nada menos que un acuerdo que elimine todos los aranceles estadounidenses sobre Canadá".

La Cámara de Comercio Canadiense respaldó la postura oficial. En declaraciones exclusivas a The Washington Post, su vicepresidente ejecutivo, Matthew Holmes, afirmó: "No estamos dispuestos a aceptar cualquier acuerdo simplemente por cumplir una fecha límite publicada en una plataforma de redes sociales en una carta copiada". Holmes también aseguró que Canadá se toma muy en serio las preocupaciones de Estados Unidos y está abordando cualquier área de desacuerdo real.

Pese a las sanciones, la mayoría de las exportaciones canadienses siguen beneficiándose del tratado comercial entre Estados Unidos, México y Canadá. En mayo, el 60% de las importaciones desde Canadá cumplía con los requisitos del T-MEC, frente al 34% registrado en enero, según la Oficina del Censo de Estados Unidos.

El gobierno canadiense también respondió a los argumentos de Washington que vinculan el aumento arancelario con el tráfico de fentanilo. Carney sostuvo: "solo un 1 % del fentanilo que llega a Estados Unidos proviene de Canadá" y que su administración "está trabajando intensamente" para reducir aún más ese volumen.

A diferencia de México, que recibió una prórroga de 90 días, Canadá enfrenta las consecuencias inmediatas de los aranceles sin señales de concesión por parte de Washington. Ante este panorama, tanto actores políticos como empresariales coinciden en que resistir un mal acuerdo es preferible a aceptar condiciones desfavorables.




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