patrick janicek (WikiCommons: CC BY 2.0) (foto sin cambios)
Este 13 de septiembre, París amaneció inmovilizada para demostrar su inconformidad frente a las próximas reformas que se harán al sistema nacional de pensiones. La congestión, el tránsito y ausencia de la mayoría de servicios de transporte público generó serios problemas de acceso a la urbe y de movilidad interna.
Para muchos ha resultado casi imposible llegar a sus lugares de trabajo. La huelga incluye el no funcionamiento de una docena de líneas de metro. Sólo han estado activas las líneas 1 y 14, que no requieren de conductores. Además, los sistemas de autobuses tampoco iniciaron labores o están prestando el servicio de forma muy aleatoria.
En este contexto, tampoco hay acceso a los trenes de cercanías y muchas personas se están movilizando a pie, porque los taxis y el servicio de Uber se elevó a tarifas altas debido a la obvia demanda de los transeúntes. Asimismo, se observa que se disparó el alquiler de bicicletas y patinetes.
Las huelgas constituyen un primer aviso al presidente Emmanuel Macron por parte de los sindicatos de transporte público, quienes no aprueban los proyectos, anunciados por el gobierno, de reforma del sistema pensional francés.
Según ha señalado el primer ministro francés, Édouard Phillippe, se planea que dicha reforma se vaya llevando a cabo a lo largo de los próximos 10 meses. Uno de los objetivos de la reforma consiste en fusionar en uno solo los 42 regímenes de pensiones, una promesa de gobierno clave de Macron para sus electores.
Consiste en una serie de medidas que pueden derivar en la extensión de la vida laboral y la pérdida de beneficios para algunas profesiones. Para una gran mayoría de franceses, esto puede significar más horas de trabajo y menores salarios y prestaciones de ley.
Macron y Phillippe buscarán alternativas para desactivar las manifestaciones a través de próximos diálogos con los diversos sectores detractores. Los manifestantes pretenden frenar este proceso o, al menos, influir de alguna manera en ese proceso de reforma del sistema pensional del país europeo.
Desde 2007 no había habido huelgas por parte de los trabajadores de la RATP (siglas en francés para la Compañía Autónoma de Transportes Parisinos). En esta organización, los trabajadores cuentan con un régimen laboral especial. Por ejemplo, se jubilan en promedio a los 55 años y medio, aunque algunos pueden hacerlo a partir de los 50 años y 8 meses. Por ley, en Francia la edad de jubilación hoy es 62 años.
Frente a esta contraposición social, el gobierno de Macron dice que la reforma no entrará en vigor hasta 2025 y que existirán largos periodos de transición con el fin de matizar los cambios. Sin embargo, esta manifestación ha desatado la convocatoria de otros sectores.
Abogados, médicos, enfermeros, pilotos y asistentes de vuelo, y policías, entre otros, anuncian su salida a las calles en las próximas semanas.
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