Ciudad de México ,
Carlos Ortíz
Crédito foto: X @VietnamSevodnya
Tailandia y Camboya alcanzaron un acuerdo de alto el fuego incondicional tras cinco días de enfrentamientos fronterizos que dejaron al menos 35 muertos entre civiles y militares, así como la evacuación de más de 200,000 personas. La tregua, firmada el lunes 28 de julio de 2025 en una reunión de mediación celebrada en Malasia, país que preside actualmente la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), entró en vigor a la medianoche del mismo día.
Sin embargo, pocas horas después de su implementación, el Ejército tailandés denunció presuntas violaciones al acuerdo por parte de fuerzas camboyanas, una acusación rechazada por el Ministerio de Defensa de Camboya, lo que genera incertidumbre sobre la durabilidad del cese de hostilidades.
Consultado por DW, el experto en seguridad regional Zachary Abuza, del Colegio Nacional de Guerra en Washington, consideró que, pese a posibles disparos esporádicos, la tregua podría mantenerse, ya que "ambas partes han alcanzado la mayoría de sus objetivos".
En Tailandia, los analistas observan un trasfondo político. "Las élites militares y monárquicas utilizaron hábilmente el conflicto para debilitar políticamente a los Shinawatra", declaró Abuza, en referencia a Paetongtarn Shinawatra, actual primera ministra suspendida tras una llamada telefónica filtrada con el presidente del Senado camboyano, Hun Sen. El contenido de la conversación fue percibido como una crítica al Ejército, un tema especialmente sensible en el contexto político tailandés.
Del lado camboyano, Abuza indicó que los combates favorecieron al actual primer ministro Hun Manet, hijo del exmandatario Hun Sen. Según el analista, ambos "unieron a la nación, demostraron liderazgo y eliminaron una vía de ataque para la oposición en el exilio".
No obstante, la sostenibilidad del alto el fuego depende en parte de su mecanismo de supervisión, que no ha sido definido con claridad. "El acuerdo menciona que Malasia está dispuesta a desempeñar una función de supervisor, pero en realidad no establece que Malasia, ni ningún otro país, vaya a ser supervisor", explicó Paul Chambers, del Instituto Yusof Ishak - ISEAS de Singapur, en declaraciones al mismo medio. Por su parte, Matthew Wheeler, del International Crisis Group, advirtió que sin observadores externos, "es difícil que cualquier alto el fuego acordado se aplique adecuadamente".
Otro elemento que habría influido en el desenlace fue la presión diplomática de Estados Unidos. Durante el fin de semana, el presidente Donald Trump amenazó con postergar negociaciones comerciales con ambos países si no cesaban los enfrentamientos. Trump también llamó personalmente a los líderes de Tailandia y Camboya, lo que podría haber sido determinante, en especial para Bangkok, que anteriormente había rechazado la mediación de Malasia.