Ciudad de México,
Andrés Zimbrón
Crédito foto: Foto de Edvin Richardson en Pexels
Los restos del cohete más grande de China han aterrizado en el Océano Índico, poniendo fin a días de especulaciones. Principalmente para saber exactamente dónde llegarían los escombros y atrayendo críticas por parte de Estados Unidos debido a la falta de transparencia.
Desde el despegue del Long March 5B en la isla china de Hainan el 29 de abril, existió una preocupación por los escombros que dejaría el cohete al tocar la Tierra. Sin embargo, la Oficina de Ingeniería Espacial Tripulada de China (CMSEO), señaló que la mayor parte de los restos se quemó cuando volvió a entrar a la atmósfera.
Medios de información en China destacaron que partes del cohete ingresaron a la atmósfera terrestre a las 10:24 del domingo, hora de Pekín. El reingreso de los restos también fue confirmado por el Escuadrón 18 del Control Espacial de Estados Unidos. "Long March 5B volvió a entrar y aterrizó en la península Arábiga, por ahora se desconoce si los escombros impactaron la tierra o el agua", puntualizó el comando.
Aunque todavía se desconoce los daños colaterales que causó el Long March 5B, la CMSEO ya ha tenido algunos problemas con la primera versión del cohete. En mayo de 2020, los restos del primer Long March 5B cayeron en Costa de Marfil, dañando varios edificios y no se reportaron heridos.
Bill Nelson, exsenador y astronauta destacó que las naciones con proyectos espaciales deben minimizar los riesgos cuando reingresan objetos espaciales a la Tierra y maximizar la transparencia respecto a esas operaciones. "Está claro que China no está cumpliendo con las normas responsables respecto a sus derechos espaciales", señaló.
Ante esa situación, Wang Webin, un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, en una rueda de prensa destacó que los errores como el del Long March 5B es una práctica muy común. "La mayor parte de los cohetes se desintegra cuando vuelven a entrar a la atmósfera y sus restos suelen ser erráticos al caer".
También, la NASA destacó que el cohete diseñado y fabricado por China, no tenía un mecanismo de control de caída, como cualquier otra aeronave. Por lo tanto, no existía la posibilidad de tener el control en la maniobra de reingreso atmosférico. Por esa razón fue muy complejo determinar el lugar y el momento de su llegada a la atmósfera.
Asimismo, la NASA pidió también al gobierno de China garantizar la seguridad de futuras incursiones en el espacio. Ello con el principal objetivo de que todos los países actúen de forma responsable y transparente en el espacio para garantizar la seguridad, estabilidad y sostenibilidad a largo plazo de las actividades espaciales.