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El condado de Los Ángeles, California, enfrenta una emergencia crítica debido a una serie de incendios forestales que ya han arrasado más de 11,000 hectáreas y dejado a más de 130,000 personas desplazadas. Los expertos señalan que los vientos de Santa Ana están jugando un papel clave en la rápida propagación de las llamas y en la dificultad para controlarlas.
Los llamados vientos de Santa Ana, típicos del sur de California, son un fenómeno meteorológico que se presenta principalmente durante el otoño y el invierno. Se generan cuando altas presiones atmosféricas en el este, en la región de la Gran Cuenca, empujan masas de aire seco hacia la costa, donde se encuentran con bajas presiones. Este contraste de presiones origina fuertes ráfagas de viento que, según explicó el ecólogo Jon Keeley del Servicio Geológico de Estados Unidos a Wired, pueden alcanzar velocidades de hasta 64 km/h y, en casos extremos, ráfagas de 160 km/h.
Al desplazarse, estos vientos pierden humedad y se calientan, secando la vegetación y haciéndola altamente inflamable. Las condiciones áridas del sur de California, con precipitaciones muy por debajo del promedio (menos de 6 milímetros desde julio), han generado un entorno ideal para la rápida propagación de los incendios. Según datos del Centro de Predicción Climática, el área afectada por condiciones de sequía ha aumentado del 10% al 30% en menos de un año.
Mike Flannigan, experto en incendios de la Universidad de Alberta, explicó que el aumento de las temperaturas globales contribuye a la aceleración de los procesos de secado de la vegetación, lo que agrava la intensidad de los incendios. "Cuanto más seco es el combustible, más fácil es que el fuego se inicie y se propague", comentó Flannigan en una declaración para CNN.
La situación actual en Los Ángeles refleja un patrón global alarmante. Un estudio reciente publicado en Nature Ecology & Evolution muestra que los incendios forestales han duplicado su frecuencia e intensidad en los últimos 20 años. Este fenómeno es atribuido tanto a causas naturales como al impacto humano y al cambio climático.
Las autoridades locales continúan desplegando equipos de emergencia y recursos aéreos para combatir las llamas, aunque la previsión de que los vientos de Santa Ana continúen durante los próximos días complicará las labores de contención.
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