Ciudad de México,
Martín Olivera
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
En 2025, los líderes globales se enfrentarán a desafíos cruciales en paz, economía, cambio climático, tecnología y gobernanza. Para el Dr. Samir Saran, presidente de la Observer Research Foundation, el próximo año será decisivo en la forma en que las naciones afronten un panorama complejo y cambiante. "2024 fue el año de las elecciones. 2025 será el año de las preguntas", destacó Saran en un reciente análisis, subrayando que los gobiernos deberán dar respuestas claras a los problemas que afectan la estabilidad mundial.
Uno de los principales retos será la paz y la seguridad, en un contexto donde los conflictos armados aumentaron drásticamente en 2023, según Saran. "Este año fue el más conflictivo desde 1945", afirmó Saran, quien recalcó la necesidad de que los líderes establezcan políticas efectivas para gestionar y asegurar la paz. Este incremento de tensiones se observa no solo en Europa y el Medio Oriente, sino también en África y otras regiones, lo cual demanda una respuesta coordinada y global para promover la estabilidad.
Saran también señaló una tendencia hacia la "desglobalización económica", en la cual varios países priorizan sus industrias nacionales. Esta postura, adoptada incluso por economías avanzadas como Estados Unidos y la Unión Europea, pone en riesgo los principios de apertura económica. Según Saran, los gobiernos deben definir si defenderán la globalización y cuáles serán las políticas para lograrlo. Además, advirtió que políticas como el Inflation Reduction Act en EE.UU. y el Mecanismo de Ajuste en Frontera de Carbono en Europa limitan el comercio global y cuestionan el ideal de un mercado abierto.
El cambio climático es otro desafío prioritario. Saran señaló que los países en desarrollo son responsables de dos tercios de las emisiones globales. Según él, se necesita mayor inversión en estas regiones para fortalecer sus esfuerzos de adaptación y mitigación. "Tiene sentido que dos tercios de la financiación climática se destine a esa parte del planeta. Si no vemos eso, nos estamos engañando en nuestra lucha contra el cambio climático", enfatizó. La falta de apoyo financiero y la lentitud en la transición hacia energías limpias siguen siendo grandes obstáculos.
Con respecto al ámbito tecnológico, Saran alertó sobre la centralización de la inteligencia artificial (IA), la cual, al depender de grandes volúmenes de datos e infraestructura avanzada, podría favorecer solo a los países más desarrollados. La IA, en lugar de fomentar el crecimiento descentralizado, podría consolidar el poder en manos de unas pocas naciones o empresas con acceso a grandes conjuntos de datos. A su juicio, los gobiernos deberían establecer principios garantizando la equidad en el acceso y uso de la tecnología para todos los países.
Finalmente, Saran cuestionó la relevancia de las instituciones internacionales, las cuales operan bajo un modelo de gobernanza diseñado en el siglo XX. Para él, estas organizaciones necesitan una reforma ética y estructural respondiendo a las exigencias de la sociedad actual. "Si rediseñáramos el orden internacional hoy, no sería tan diferente al actual; el problema es quién ocupa los asientos y cuál es su propósito", expresó. Según Saran, se debe redefinir la composición y el propósito de estos organismos para hacer frente a los desafíos actuales.