Foto: Spencer Davis en Unsplash
Una de las principales dificultades para el acceso a las vacunas de Covid-19, además de las patentes y la distribución inequitativa con producciones ineficientes, es la cadena de frío necesaria. La infraestructura necesaria para que las vacunas se encuentren a la temperatura baja ideal no está disponible para todos los países, volviendo complicada su distribución y acceso. Ante esta problemática, Taiwan está desarrollando una vacuna contra la Covid-19 capaz de transportarse a temperatura ambiente.
La distribución de las dosis alrededor del mundo necesita de un estricto control de temperatura, conllevando a un desafío logístico importante. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un 25% de las vacunas totales llegan a su destino degradadas por las interrupciones en la cadena de frío. Por ejemplo, las vacunas de Pfizer/BioNTech y AstraZeneca necesitan de menos 70 grados bajo cero mientras se envía a diferentes países.
Considerando las problemáticas que representan estas necesidades, investigadores del Instituto Nacional de Investigación en Salud de Taiwan busca desarrollar una vacuna que funcione a temperatura ambiente. Esto mediante la publicación de un estudio en la revista PLOS Neglected Tropical Diseases, con el desarrollo de una dosis con tecnología de ADN, tecnología de mayor producción y menor costo.
Actualmente, la vacuna taiwanesa con tecnología de ADN se encuentra en estudios con hámsteres y ratones, los cuales han mostrado efectividad. Los resultados demostraron, los sujetos de prueba desarrollaron anticuerpos en pico ocho semanas después de la segunda dosis, tres semanas después de la primera.
También como resultado se encontró que los niveles de anticuerpos permanecieron relativamente altos hasta veinte semanas después. En el caso de los hámsteres inmunizados fueron expuestos al virus siete semanas después de la segunda vacunación y tuvieron menor ARN viral en sus pulmones, comparados a animales no inmunizados.
"El ensayo de fase 1 puede tardar al menos de tres a cuatro meses", declaró Liu Shih-Jen, investigador del instituto y autor líder del estudio. "La agencia gubernamental [responsable de las aprobaciones] podría ser más prudente y tomar más tiempo para revisar el proceso, ya que este es el primero en humanos. Nuestro principal objetivo es construir la plataforma tecnológica, pues estamos preocupados por un posible SARS-CoV-3".
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