Ciudad de México,
Fernanda Martínez
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress)
Cerca del 98 por ciento de las mujeres que utilizan el transporte público han vivido alguna experiencia de acoso u hostigamiento, según datos de INFO CDMX. Países como Japón, Brasil y México han impulsado la delimitación de espacios exclusivos de mujeres para evitar la violencia sexual durante sus traslados.
México ha sido pionero en estas medidas, pues el Metro de la Ciudad de México implementó los vagones exclusivos en 2007. En estos compartimentos solamente pueden viajar mujeres y niños menores de 12 años, en estos no se les permite el abordaje a ningún hombre.
Desde 2016, los hombres que viajan en el vagón de las mujeres pueden ser acreedores a una multa equivalente de 21 a 30 veces la Unidad de Cuenta de la CDMX o un arresto de 25 a 36 horas. Lo anterior, está señalado en el artículo 29, fracción XI de la Ley de Cultura Cívica de la capital.
En Río de Janeiro, Brasil, existen vagones exclusivos para mujeres en el metro de la Ciudad desde 2006. Durante las horas pico, cuando suceden los mayores casos de acoso, hay dos vagones que están identificados por una banda de color rosa en las puertas. São Paulo ha intentado instaurar un carro rosa en sus líneas, pero sin éxito.
Traspasando el continente, Japón es otro de los pocos países que cuenta con vagones exclusivos para mujeres. El Metro de Tokio cuenta con carros reservados para las mujeres en los horarios de más afluencia de pasajeros.
India, el país más poblado del mundo, optó por establecer la misma medida que en México y Brasil para evitar casos de acoso en su metro y autobuses, los cuales llegaban a desenlaces como violaciones mortales. Otros países que aplican la separación de vagones son Malasia y Egipto.
Chile ha intentado separar a los hombres y mujeres del transporte público desde 2017, pero, no han tenido éxito. Sin embargo, el país andino abrió reabrió la discusión durante una charla magistral realizada en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile.
La razón por la cual muchos políticos ignoran la necesidad de establecer vagones separados es porque, desde la perspectiva criminalística, el miedo es irracional. Por ello, millones de mujeres en todo el mundo continúan siendo víctimas del abuso y hostigamiento en el transporte público.