Ciudad de México,
Fernanda Martínez
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Oficialmente, la cervecera holandesa Heineken salió de Rusia tras vender el negocio en ese país. Arnest Group, una fábrica de origen ruso, compró las operaciones de la empresa por solo 1 euro, informó la cervecera holandesa en un comunicado.
La compañía concluyó su salida el 25 de agosto de 2023, 18 meses después de que Moscú iniciara su invasión a gran escala a Ucrania. Con el objetivo de disuadir las operaciones militares en suelo ucraniano, diversas empresas empezaron a retirar sus productos y servicios de Rusia, tales como Apple, Puma y Netflix.
Tras la venta, Heineken sufrirá una pérdida total de 300 millones de euros, es decir, 324 millones de dólares. La operación incluye los activos de la empresa holandesa en Rusia, destacando siete cervecerías. Además, Arnest Group garantizó el empleo para los mil 800 trabajadores locales de la compañía durante tres años.
Desde la detonación del conflicto ruso-ucraniano, Heineken fue señalado y enfrentó duras críticas por el lento ritmo de su salida. De acuerdo con los holandeses, la compañía buscaba cuidar a sus empleados locales en Rusia antes de dar su salida definitiva del país.
En marzo de 2022, un mes después del inicio de la invasión, Heineken anunció su salida del gigante euroasiático, pues el negocio allí "ya no era sostenible ni viable". Sin embargo, se puntualizó que se quería realizar una transferencia ordenada a un nuevo propietario.
A partir del 2022, la cerveza Heineken fue retirada del mercado ruso. Otra de sus marcas más importantes, Amstel, será eliminada progresivamente en los próximos seis meses, detalló la cervecera.
Sin embargo, las condiciones de abandono de Heineken son en mejores condiciones que la cervecera danesa Carlsberg. Según reportaron diversos medios, su participación en una empresa local, Baltika Breweries, fue expropiada en julio de 2023 por el Estado. Asimismo, las sucursales de Uniper y Fortune Oyj, firmas de energía, quedaron bajo control estatal.
Incluso, Moscú advirtió a las compañías que podría incautar más activos occidentales como represalia ante los movimientos extranjeros contra las firmas rusas fuera de la nación.