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Por el impacto económico del coronavirus, las empresas deben tener un flujo de efectivo constante porque de ello depende el mantenimiento de sus operaciones. Mientras se adaptaban al entorno digital y realizaban ajustes para disminuir costos operativos también recurrieron a diversas herramientas con el fin de resguardar su capital. De entre ellas se destaca la deducción fiscal, la cual ayuda a proteger el capital de las empresas en medio de una crisis de flujo de efectivo, y concretamente el arrendamiento vehicular por sus grandes beneficios y debido al incremento de adquisición de vehículos por parte de las empresas al integrarse al comercio electrónico.
Lentamente los líderes empresariales han ido descubriendo los beneficios fiscales del arrendamiento y han encontrado en este una de las mejores herramientas legales para crecer y permanecer activas durante la crisis. El arrendamiento resulta de gran ayuda a las empresas porque la Ley de Impuesto Sobre la Renta (LISR) permite contemplarlo como un gasto indispensable. Conforme al Instituto Mexicano de Contadores Públicos, los beneficios fiscales del arrendamiento son los siguientes:
Se deducen por completo los intereses; el Impuesto al Valor Agregado (IVA) se paga durante el arrendamiento; al elegir comprar el bien arrendado, el arrendatario posee el beneficio de la depreciación en función del tipo de activo siendo este en los siguientes casos: 5% en inmuebles, 25% transporte, 10% maquinaria y 30% equipo de cómputo.
Asimismo la propia LISR contempla los siguientes gastos deducibles al recurrir al arrendamiento de los anteriores productos: abastecimiento de mercancías; se elude el impuesto al Instituto Mexicano del Seguro Social; los gastos de viajes y operaciones como transporte, alimentación, alojamiento, luz, agua, internet, entre otros, son deducibles; en el arrendamiento de vehículos se deducen de $6,000 hasta $8,550 pesos mensuales dependiendo el tipo de vehículo.
Sobre este último producto es donde se ha producido más arrendamiento por parte de las empresas, según la Asociación Nacional de Venta Online, 2 de cada 10 compañías registraron incrementos de hasta el 300% en sus ventas durante la cuarentena, con ello aumentaron las entregas a domicilio, volvieron indispensable el uso de vehículos y, con el fin de atender la alta demanda y aprovechar al máximo la deducibilidad fiscal, las empresas recurrieron al arrendamiento vehicular.
Con respecto a esta tendencia, Alejandro Duk, director de TIP Auto, señala, tal producto financiero democratiza el acceso a vehículos, acción que permite a las compañías crecer y aprovechar las oportunidades de negocio surgidas en esta cuarentena; además añade, todo ello es posible sin el riesgo de adquirir deuda o descapitalización, porque los vehículos se pagan durante el tiempo de su uso y se adquieren grandes beneficios fiscales que resguardan el flujo de efectivo.
De acuerdo a datos de la Encuesta Nacional de Financiamiento de las Empresas, de todas las empresas que solicitaron financiamiento durante la cuarentena, 7.6% recurrió al arrendamiento; de este porcentaje 25.5% fueron grandes empresas. Este recurso, explica Rocío Villafuerte, directora de la Asociación Mexicana de Sociedades Financieras de Arrendamiento, Crédito y Factoraje, permite ahorrar costos de hasta el 15% a las compañías, ya que no pagan un enganche al adquirir un bien y el pago inicial es menor en comparación con un crédito; sin duda un aspecto fundamental y alternativa viable para mantener el flujo de efectivo en medio de la crisis actual y una buena respuesta de adaptación de las empresas ante la resilencia y los retos de la nueva normalidad.
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