
Foto: Sergio F Cara (NotiPress)
La certificación LEED, un estándar reconocido a nivel mundial para edificaciones sostenibles, ha sido objeto de debate entre inversionistas y desarrolladores. Aunque se promociona como una herramienta clave para mejorar el desempeño ambiental y reducir costos operativos, su proceso de certificación implica costos adicionales y una serie de requisitos que no siempre se traducen en beneficios inmediatos.
Según Jeff Benavides, experto en certificaciones ambientales y director de rendimiento a escala y carteras de U.S. Green Building Council (USGBC), el costo de registro y cumplimiento de LEED puede generar dudas entre los desarrolladores. "Las certificaciones y los planes que debes implementar van a costar", señaló en entrevista para NotiPress en Ciudad de México. Sin embargo, aclara que un edificio eficiente no necesariamente debe costar más en su construcción, sino que el valor agregado proviene de las mejoras en desempeño y sustentabilidad.
En mercados como el de Ciudad de México, donde la escasez de agua y el consumo energético impactan las autorizaciones de construcción, contar con una certificación LEED podría representar una ventaja estratégica. No obstante, Benavides advierte que estos beneficios dependen de incentivos locales, como descuentos fiscales o subsidios, que varían según la región.

Jeff Benavides (foto Patricia Manero/NotiPress)
Uno de los sectores donde la certificación LEED encuentra mayores obstáculos es el hotelero. Benavides destaca que los propietarios de hoteles a menudo consideran inviable la inversión en certificaciones, dado que estos activos suelen cambiar de dueño en pocos años. Por el contrario, en edificios de oficinas, centros comerciales y universidades, LEED ha logrado una mayor penetración debido a su potencial para reducir costos operativos y mejorar la imagen corporativa.
El retorno de inversión en edificaciones certificadas varía según la eficiencia lograda, lo que a su vez depende de los objetivos del inversor. Un inmueble que reduzca su consumo energético en un 10% podría recuperar la inversión en tres años, pero otros beneficios, como la adaptabilidad al cambio climático y la resiliencia ante desastres naturales, son de impacto a largo plazo, explicó Benavides.
Las políticas gubernamentales también influyen en la adopción de LEED. La administración de Donald Trump redujo regulaciones ambientales, lo que generó incertidumbre en el sector. Sin embargo, Benavides enfatizó que las empresas con grandes portafolios inmobiliarios continúan priorizando la eficiencia y sostenibilidad por la presión de inversionistas y regulaciones futuras.
Por su parte, en América Latina, ciudades como Ciudad de México, Bogotá y Buenos Aires han impulsado el desarrollo de edificios inteligentes con certificación LEED. En Estados Unidos, Silicon Valley y Nueva York destacan por su innovación en eficiencia energética y almacenamiento de energía. Los incentivos fiscales y el financiamiento verde han sido clave para promover estas iniciativas en ambos mercados.
Para los desarrolladores que dudan sobre la viabilidad de LEED, Benavides recomienda enfocarse en un área específica, como la eficiencia hídrica o el financiamiento sostenible, en lugar de intentar abarcar todas las dimensiones de la certificación desde el inicio. "No tienes que hacerlo todo de una vez. Comienza con un aspecto y crece desde ahí", concluyó.
Así, la certificación LEED, lejos de ser un lujo innecesario, puede representar una inversión estratégica cuando se implementa con una visión a largo plazo. Sin embargo, su efectividad dependerá de la regulación local, los incentivos financieros y la estrategia específica de cada proyecto inmobiliario.
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