Ciudad de México,
Antonio Moreno
Crédito foto: Jorge Vasconez en Unsplash
Las empresas multinacionales deben pagar impuestos acorde las tasas porcentuales mínimas del país en donde se encuentra la sede. Sin embargo, las multinacionales pueden elegir desde qué país laborar y así evitar altas tasas de impuestos propias de países como Estados Unidos o Francia. Para entender cómo funciona el impuesto mínimo global se debe dimensionar la riqueza del país, la libre competencia de las compañías y la relación con la recaudación fiscal de los gobiernos.
Actualmente, el impuesto mínimo es deliberado por cada país acorde a sus necesidades de recaudación fiscal. Según la Tax Foundation, a nivel mundial, el promedio de el impuesto para multinacionales es de 24 por ciento, mientras, en Europa es alrededor del 20%. La intención de los impuestos mínimos es promover la competencia entre empresas y beneficiar a los países con la recaudación económica acorde con sus políticas fiscales.
Según expertos, los países con impuestos mínimos más bajos pueden ser utilizados por las multinacionales como paraísos fiscales y así reducir el pago de intereses por sus actividades. Por ello, Estados Unidos anunció los primeros días de abril de 2021 una propuesta para acordar junto con la Unión Europea un impuesto mínimo global. La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, propuso, con un impuesto mínimo global del 21 por ciento las multinacionales estarían comprometidas a dejar de pagar impuestos demasiado bajos.
También, la idea de establecer un impuesto mínimo global es detener la competencia entre naciones que ofrecen cada vez impuestos más bajos a las empresas multinacionales. Además, ello evitaría la fuga del capital de las empresas de los países con altas tasas de impuestos a otros con mayor flexibilidad de pago y menores intereses a las actividades empresariales. Dado que, actualmente los ingresos fiscales provienen de rubros intangibles como patentes de productos, servicios digitales y negocios relacionados con internet, es más fácil para las compañías cambiar sus operaciones de una región fiscal a otra.
En cambio, Irlanda es un ejemplo de los países quienes usan a su favor la recaudación fiscal a través de un impuesto mínimo a las compañías multinacionales. Durante el año 2015, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en la región fue de 26.3 por ciento, un récord de crecimiento económico para ese entonces. Asimismo, Irlanda cuenta con un impuesto mínimo del 12.5% para las multinacionales, y ello se vio reflejado en su crecimiento económico del 3.4% durante 2020, a pesar de la crisis económica causada por la pandemia.
Con el aumento del mínimo impuesto global, las naciones pueden adquirir mayor recaudación fiscal y poder crecer económicamente. Aunque existe la negociación de imponer una tasa global, algunos países y multinacionales no se verán beneficiadas; en cambio, dicha acción puede erradicar los paraísos fiscales y equilibrar la competencia entre países.