
Foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
México rompió récord en 2024 al recibir 64,745 millones de dólares en remesas, una cifra sin precedentes según el Banco de México. A pesar de que estas transferencias benefician a 4.9 millones de hogares, especialistas y organismos como el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) alertan sobre desafíos no resueltos respecto a su impacto en la inclusión financiera.
Durante la conmemoración del Día Internacional de las Remesas Familiares, proclamado por el Consejo de Gobierno del FIDA, se reiteró que estos flujos no solo alivian la pobreza sino que también sostienen el consumo en regiones vulnerables. Sin embargo, también se advierte que el envío masivo de dinero no equivale necesariamente a integración financiera estructural.
En este contexto, según datos del Banco de México, el 99 por ciento de las remesas enviadas en el primer cuatrimestre de 2025 fueron transferencias electrónicas. Aunque este canal facilita la recepción, no garantiza el uso de productos bancarios como cuentas de ahorro, microseguros o crédito. Según el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (Cemla), en México cerca de 11.1 millones de adultos reciben remesas, pero no todos acceden a servicios formales vinculados.
Hoy más que nunca, las remesas son una herramienta poderosa de inclusión financiera. Las fintech están ayudando a millones de familias a recibir más, pagar menos y construir un mejor futuro", señaló Jaime Márquez, socio y director ejecutivo de desarrollo de negocios de Sistema de Transferencias y Pagos (STP)
Plataformas digitales
El uso creciente de plataformas digitales permite a muchas familias operar sin sucursales físicas. La fintech STP señaló para NotiPress, son una vía para ampliar la cobertura, tanto de necesidades básicas como de ahorro e inversión. No obstante, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y el FIDA destaca que, pese a estos avances, aún no se logra una inclusión equitativa y sostenible, especialmente en regiones con escasa infraestructura bancaria.
Además, el Objetivo 10 de la Agenda 2030 insta a reducir los costos de transacción de remesas a menos del 3 por ciento. A pesar de los avances tecnológicos, persisten corredores con costos por encima de ese umbral, lo que limita el beneficio neto para las familias de menores recursos.
Así, el volumen creciente de remesas plantea una paradoja: mientras la economía mexicana se sostiene en parte por estos flujos, millones de familias siguen sin acceder plenamente a un sistema financiero que les permita transformar esos ingresos en desarrollo sostenible.
La alta dependencia de estos recursos no siempre se traduce en seguridad económica a largo plazo, pues muchas familias los destinan a consumo inmediato sin herramientas efectivas para el ahorro, la inversión o la protección ante emergencias. A pesar de los avances tecnológicos, persiste una brecha estructural que condiciona el impacto real de las remesas en la autonomía económica de los hogares receptores. La inclusión financiera plena, en ese sentido, continúa siendo una promesa pendiente más allá del volumen monetario recibido.
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