Ciudad de México,
Sergio F Cara
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress/IA)
En el mundo de la inteligencia artificial (IA), el término "código abierto" se convirtió en el centro de un debate cada vez más acalorado. Empresas líderes en tecnología como Meta se comprometen a crear inteligencia general artificial de código abierto, mientras que figuras como Elon Musk desafían a OpenAI por su falta de modelos de IA de código abierto. A pesar del creciente interés y la adopción por parte de importantes líderes y compañías tecnológicas que se autoproclaman campeones del código abierto, persiste un problema fundamental: la falta de consenso sobre qué significa realmente "IA de código abierto".
De esta manera, la ambigüedad promete un futuro de desarrollo tecnológico inclusivo, potenciando la innovación, la transparencia y otorgando a los usuarios un mayor control sobre sistemas que podrían transformar numerosos aspectos de la vida cotidiana. Sin embargo, la ausencia de una definición clara y acordada permite que las empresas moldeen el concepto a su conveniencia, lo cual podría reforzar el dominio de los gigantes tecnológicos actuales.
Así, en este contexto, la Iniciativa de Código Abierto (OSI), una organización sin fines de lucro fundada en 1998 y guardiana de la definición de código abierto, busca establecer un consenso. La OSI convoca a un grupo diverso de investigadores, abogados, políticos, activistas y representantes de grandes empresas como Meta, Google y Amazon para formular una definición de IA de código abierto que sea ampliamente aceptada.
Pese a la amplia concordancia sobre los principios fundamentales de lo que debería ser el código abierto, el director ejecutivo de OSI, Stefano Maffulli, admite que los detalles se convierten en un terreno de disputa. Encontrar una solución que satisfaga a todos los actores, garantizando al mismo tiempo que las mayores empresas se adhieran, no es tarea sencilla.
La falta de una definición clara no impide que las compañías tecnológicas adopten el término de "código abierto". Meta, por ejemplo, lidera modelos como Llama 2, calificándolos como de código abierto, mientras que OpenAI limita la información compartida sobre sus modelos más avanzados, citando preocupaciones de seguridad. Aunque otras empresas líderes en IA, como Stability AI y Aleph Alpha, lanzaron modelos descritos como de código abierto, y plataformas como Hugging Face albergan una vasta biblioteca de modelos de IA libremente disponibles, la autenticidad de estos modelos como verdaderamente de código abierto es objeto de considerable debate.
El principal desafío radica en los datos, coinciden los especialistas. Además, en países como México, el riesgo es una alta adopción de la IA pero con sesgos debido a que los datos que alimentaron los modelos no se corresponden con la realidad mexicana. Esto pone una alerta en materia de soberanía de la inteligencia artificial, algo que los gobiernos de México y América Latina aún no visualizan como amenaza, más bien, mantienen el enfoque en la soberanía energética, tal el caso de México con el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).