Ciudad de México,
Marisa Silva
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Como parte de la cultura de responsabilidad social, las empresas en México están obligadas a crear programas de prevención de daño ambiental y civil causado en el entorno donde sus industrias realizan las actividades productivas; de lo contrario, con base en el artículo 10 de la Ley Federal de Responsabilidad Ambiental deberán ser sancionadas y forzadas a reparar el daño.
Según datos de la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente (Profepa), entre las principales razones por las que fueron multadas empresas mexicanas en 2018 se encuentran: el mal manejo de residuos peligrosos, contaminación ambiental, materia forestal, irregularidades en los documentos de impacto ambiental y derrames de residuos peligrosos. Estas acciones son denunciadas por ciudadanos o bien descubiertas por inspecciones de la propia procuraduría.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) asegura que la contaminación del aire es la que más se presenta a causa de actividades industriales, seguida de degradación de suelo, manejo de residuos sólidos y por último contaminación del agua.
Pese a la vigilancia y la imposición de multas, algunas empresas tramitan amparos para evitar o atrasar el pago de éstas, esto impide que las áreas dañadas o con peligro de algún riesgo por las prácticas industriales no puedan ser reparadas o protegidas, poniendo en peligro la conservación del medio ambiente e incluso la seguridad de zonas urbanas.
De acuerdo con Laura Rivera, directora de siniestros de la aseguradora Chubb México, las empresas están legalmente obligadas a reparar y compensar los daños que sus inmuebles u operaciones causen al medio ambiente o a terceras personas. De ahí surge la importancia del fomento a la cultura de prevención y la recomendación de invertir en seguros de responsabilidad civil ambiental que respalden a las empresas para no afectar sus ingresos al resarcir daños.
Las industrias socialmente responsables han comenzado a recurrir, además de sus campañas permanentes y conjuntas de mantenimiento y mejora de sus entornos, a la contratación de este tipo de seguros como parte de sus programas preventivos para daños mayores, tanto de sus instalaciones como de terceros, de forma inmediata o causados por desgaste y operaciones continuas.
Un seguro ambiental debe adaptarse a las características de cada empresa. En el caso de Chubb México, su oferta cuenta con pólizas de hasta 50 millones de dólares, asesoría para prevención de siniestros, asesoría sobre cambios en las legislaciones ambientales a nivel local y mundial, costos de limpieza y reparación de daños, daño moral, así como daños a la biodiversidad y a propiedad ajena.
Industrias médicas, manufactureras, portuarias, de electrónica, textiles, plásticos, hoteles, rellenos sanitarios, alimenticias, construcción, energía, por mencionar algunas son las más expuestas a accidentes o consecuencias graduales de tipo ambiental, por lo que los seguros de responsabilidad civil ambiental resultan una adquisición esencial si estas industrias pretenden destacar como empresas socialmente responsables.