Foto: X @UN_PGA
Durante una reunión de alto nivel convocada por la Asamblea General de Naciones Unidas, se destacó la urgente necesidad de enfrentar el impacto del aumento del nivel del mar, que pone en riesgo a millones de personas en comunidades insulares y costeras. Philémon Yang, presidente de la Asamblea General, señaló que hasta 1.200 millones de personas podrían verse desplazadas debido a este fenómeno. António Guterres, secretario general de la ONU, subrayó la importancia de tomar "medidas drásticas" para reducir las emisiones, limitar el calentamiento global a 1,5 °C y proteger a la población mediante sistemas de alerta temprana.
Naciones Unidas expresó, a pocos días del Día Mundial de los Mares (29 de septiembre), que el aumento del nivel del mar representa una amenaza existencial para pequeños países insulares, como destacó Feleti Teo, primer ministro de Tuvalu, quien advirtió sobre los efectos devastadores en sus tierras, economía y cultura. La infiltración de agua salada y las tormentas intensas están destruyendo la infraestructura, el suministro de agua y las cosechas.
Guterres también hizo un llamado a los países del G20, que generan el 80% de las emisiones globales, a liderar los esfuerzos de mitigación, así como a aumentar la financiación para la adaptación climática y contribuir al Fondo de Pérdidas y Daños.
Aunado al llamado de la ONU, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) tiene como premisa reducir la explotación pesquera, lo cual permitiría a las poblaciones sobreexplotadas recuperarse y aumentar la resiliencia de las pesquerías frente a factores como el cambio climático y la contaminación oceánica. Una de las propuestas internacionales es la creación de zonas marinas protegidas, donde no se permitan actividades extractivas, cubriendo el 30% de los océanos.
Sostenibilidad integral: ecológica, económica y social
No obstante, la reducción de la explotación pesquera debe abordarse de manera integral. La pesca no solo tiene un impacto ecológico, también es una fuente crucial de empleo y alimento para millones de personas en todo el mundo. De hecho, reducir la pesca sin considerar estos factores podría provocar consecuencias sociales y económicas insostenibles, afectando los medios de subsistencia de comunidades costeras, especialmente en países menos desarrollados, donde la pesca es una actividad vital para generaciones enteras.
Un ejemplo de ello es la moratoria del bacalao en el Canadá oriental, cuyas consecuencias económicas y sociales fueron profundas y duraderas. En países con recursos limitados y pocas oportunidades de empleo fuera de la pesca, una disminución drástica de esta actividad tendría impactos devastadores, no solo económicos, sino también en la cohesión social de las comunidades pesqueras.
Consultado por NotiPress, Ørjan Olsen, director de mercados emergentes del Norwegian Seafood Council expresó, "nuestra prioridad es garantizar que las futuras generaciones puedan disfrutar de bacalao noruego de la mejor calidad, sin comprometer la salud de nuestros océanos. Renovamos nuestro compromiso con la pesca sostenible, asegurando la protección de los ecosistemas marinos y fomentando una producción responsable".
Este llamado de Naciones Unidas el 25 de septiembre de 2024 coincide con los esfuerzos del Norwegian Seafood Council (NSC) para promover la pesca sostenible, subrayando que la salud de los océanos es vital tanto para el equilibrio ecológico como para garantizar la seguridad alimentaria de futuras generaciones.
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