Una startup plantea un polémico plan para exportar agua de deshielo de Gorenlandia

 02-10-2024
Axel Olivares
   
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Foto: Pexels

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Según un estudio de Oxford University Press, en Groenlandia se encuentra una capa de hielo que contiene alrededor del 6.5% del agua dulce de todo el mundo. Además, se calcula que por año 350 billones de litros van a parar al océano. Se estima que, con el cambio climático, este proceso deshielo puede acelerarse aún más.

Ante la escasez de agua dulce en varias regiones, una startup se le ocurrió recoger el agua del deshielo de los glaciares y enviarla al extranjero, una idea aprobada por el Gobierno de Groenlandia. La empresa que presentó la iniciativa es Arctic Water Bank la cual planea construir una presa en el sur de Groenlandia, captar el agua de deshielo y transportarla a todo el mundo en buques de transporte a granel.

De acuerdo con el cofundador y jefe de relaciones internacionales de la empresa, Samir Ben Tabib, "se trata de una de las aguas más limpias del mundo. Cualquiera que haya probado el agua de Groenlandia sabe que es oro puro".

Tabib considera también que este negocio no solo será beneficioso para el mundo, sino que también podría brindar un servicio a los groenlandeses. "Se trata de nuevas fuentes de ingresos para el tesoro nacional, y del desarrollo de empresas locales y la consecuente creación de puestos de trabajo", agregó.

Para poder exportar aguas desde Groenlandia, la empresa necesita construir una presa la cual tiene un costo estimado de 100 millones de dólares. Si bien ese no es un gran obstáculo para la startup, la idea de transportar agua dulce implica una serie de pasos posteriores que requieren de aún más inversión. El agua enviada solo puede llegar a lugares con puertos dotados de equipos especiales para bombearla. Luego se la debe almacenar e introducir en el suministro existente de forma higiénica.

Además, está la cuestión de las emisiones del transporte marítimo. Ben Tabib promete que el proyecto será neutro en carbono in situ, ya que la presa también funcionará como central hidroeléctrica, y además de alimentar las instalaciones en tierra, parte de esta energía se utilizará para producir hidrógeno verde. Aunque se cuestiona mucho la viabilidad de este plan.

Pese a estos obstáculos, los impulsores del proyecto defienden su potencial, destacando los beneficios económicos para Groenlandia y la promesa de un suministro de agua limpia para países con escasez. Sin embargo, el dilema ético de exportar agua de glaciares en retroceso hacia naciones que contribuyen significativamente al cambio climático plantea una cuestión compleja sobre la justicia ambiental. Si bien aún falta un análisis exhaustivo que evalúe el impacto total del proyecto, muchos están de acuerdo que cualquier solución debe equilibrar cuidadosamente las consideraciones económicas, ambientales y sociales.




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