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Cerca de 50 mil 000 trabajadores, miembros del gran sindicato laboral United Auto Workers (UAW), unieron voluntades para paralizar a una de las compañías de vehículos más grandes de Estados Unidos: General Motors. Una situación que no ocurría desde 2007.
Tras la convocatoria de huelga nacional, los empleados del gran fabricante automotor cerraron 33 plantas de manufactura, así como 22 depósitos de distribución de productos, ubicados en nueve estados del país norteamericano.
Dicha huelga porque, tras múltiples intentos de conversación, finalmente fracasaron las negociaciones sobre medidas contractuales. Según el sindicato, la compañía no ha cedido a sus solicitudes, mientras la dirigencia de la multinacional explicó que se han hecho considerables ofertas que incluyen incremento en salarios e inversiones en las fábricas.
Representantes de la UAW explicaron que muchos empleados renunciaron a los aumentos de salario para ayudar a General Motos en momentos conyunturales de crisis financiera y bancarrota, pero como ahora la compañía está muy estable, los trabajadores pretenden recuperar parte de los beneficios perdidos.
El vicepresidente de UAW, Terry Dittes, principal negociador del sindicato, afirmó que la huelga constituía la última opción, pero no hubo salida porque no se vislumbra que las dos partes están lejos sean capaces de firmar un nuevo convenio de cuatro años.
Desde julio de 2019, ambas partes dialogan y buscan consenso sobre los nuevos contratos de trabajo para los años venideros. Dichos acuerdos laborales deberían haber entrado en vigencia en sustitución de los recién vencidos, además se esperaba que sirvieran de modelo a seguir para los contratos que deben pactarse y renovarse próximamente en Fiat Chrysler y Ford.
Según Brian Rothenberg, portavoz de la UAW, "solo logró acordarse el 2% de las medidas del nuevo contrato, pero aún falta pactar todo lo concerniente al 98% restante... Presentamos una oferta consistente para mejorar los salarios y beneficios, y lograr el aumento sustancial de empleos. Negociamos de buena fe".
Un evento más que suma a los números rojos de la Bolsa de Valores de Nueva York, además de los recientes ataques a las instalaciones petroleras en Arabia Saudita. El índice Dow Jones, que agrupa a las 30 compañías más fuertes de Estados Unidos, mostró un descenso sustancial en sus puntajes tras el inicio de la huelga.
Al final la huelga puede costarle a General Motors decenas de millones de dólares diariamente, cifra que iría en aumento a medida que corran los días de desacuerdo entre empresa y trabajadores. La producción de automóviles está completamente suspendida en Estados Unidos.
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