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Tras el anuncio de la pandemia provocada por COVID-19, las industrias en todo el mundo detuvieron temporalmente sus actividades. Las fábricas encargadas de producir tablets, computadoras, electrodomésticos y teléfonos celulares han visto grandes pérdidas a raíz del confinamiento obligatorio, provocando un colapso dentro de la industria tecnológica. En un inicio, la cancelación de presentaciones importantes como el World Mobile Congress 2020 (MWC), la presentación del Huawei Mate 30 Pro y el P30 Pro o el lanzamiento de la nueva serie de Samsung Galaxy 20, dejó claro que habría un nuevo orden en la logística, producción, ventas y congresos en todo el mundo.
Cabe señalar que, el sector de los smartphones es uno de los mercados más estables durante los últimos 10 años, las ventas de teléfonos inteligentes ha crecido potencialmente y el negocio se vuelve cada vez más rentable para las grandes marcas de tecnología. No obstante, la pandemia vino a modificar el ritmo redituable en dispositivos móviles.
Por otra parte, las compañías tendrán que buscar nuevas alternativas en sus estrategias de negocio en todos los niveles, desde la logística, hasta acelerar los lanzamientos y comenzar a ver con nuevos ojos el producir en fábricas más cercanas a las sedes oficiales de cada organización. Además, las empresas podrían comenzar a hacer mayor uso de las tiendas electrónicas con la intención de evitar las aglomeraciones mientras la pandemia va disminuyendo paulatinamente.
Asimismo, se espera que el contexto general de la industria de teléfonos inteligentes en todo el mundo se estabilice a partir del tercer trimestre de 2020, siempre y cuando exista una disminución en la curva fatídica de la pandemia, con ello podrían mejorar los planes para los próximos lanzamientos de los dispositivos insignia de cada marca y el anuncio de oficial de la red 5G.
Muchos fabricantes de smartphones dependen de la producción y ensamblaje de componentes hechos en China, Corea del Sur y Japón. Por ejemplo, Huawei, una de las compañías líder en ventas en todo el mundo de teléfonos inteligentes, su cadena de producción depende de varios países. El desarrollo del software se realiza en San Francisco, California, el diseño en París, el look and feel en Londres, los algoritmos en Moscú, las piezas de cada teléfono son exportadas de Japón y el ensamblaje de los smartphones se lleva a cabo en Shenzhen, China.
De la misma manera, Apple depende de varias industrias alrededor del mundo para fabricar el iPhone. La compañía Foxconn se encarga de ensamblar el famoso teléfono y su sede se localiza en Wuhan, región de Hubei, China, lo que ha detenido la producción de sus dispositivos móviles y la logística de exportación se ha visto afectada tras el cierre temporal de las fábricas y aeropuertos por el confinamiento obligatorio en la mayor parte del mundo, retrasando las ventas de la compañía de Cupertino, California.
Las consecuencias de la pandemia también se hicieron sentir a otros niveles dentro de la manufactura de los smartphones, por ejemplo, en la escasez de componentes, el cierre temporal de las fábricas encargadas en producir teléfonos inteligentes, la importación y exportación de productos finales y piezas. Incluso, los congresos donde se cierran negocios, se presentan nuevos dispositivos o lanzan las nuevos sistemas operativos han sufrido grandes pérdidas tras la propagación de COVID-19, que tiene sobre las cuerdas a una de las industrias más importantes del mundo.
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