
Foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
Un experimento desarrollado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) analizó cómo el uso de inteligencia artificial influye en la actividad cerebral durante tareas de escritura. Para el estudio, participaron más de cincuenta estudiantes de distintas universidades en Boston, organizados en tres grupos: uno redactó sin asistencia, otro usó Google y el tercero trabajó con ChatGPT.
Durante la actividad, los estudiantes portaron auriculares con electrodos que midieron su actividad cerebral. Nataliya Kosmyna, científica del MIT Media Lab, informó que "los sujetos que usaron ChatGPT demostraron menos actividad cerebral que cualquiera de los otros grupos". Según el análisis, se registró una menor conectividad alfa y theta, asociadas con creatividad y memoria de trabajo, respectivamente.
El estudio reveló que muchos participantes no sentían propiedad sobre sus ensayos generados con IA. En una prueba específica, el 80% de los estudiantes quienes usaron ChatGPT no pudo citar lo que había escrito. Esta situación fue descrita por Kosmyna como evidencia de un posible "costo cognitivo" derivado de depender de sistemas de inteligencia artificial para tareas tradicionalmente humanas.
Otro hallazgo relevante fue la homogeneización de los textos generados con IA, incluso cuando las preguntas del SAT buscaban respuestas diversas. Kosmyna afirmó: "El resultado fue muy similar para todas estas personas, que acudieron en días diferentes y hablaron sobre temas personales y sociales de alto nivel". La investigadora destacó que con modelos de lenguaje como ChatGPT, "no se generan opiniones divergentes" y el sistema tiende a "promediar todo en todas partes a la vez".
En una línea similar, investigadores de Cornell publicaron en abril los resultados de un estudio centrado en escritura cultural. Dos grupos de usuarios de Estados Unidos e India redactaron textos sobre temas personales, y una parte utilizó una herramienta basada en IA. Los ensayos con asistencia artificial convergieron hacia normas culturales occidentales. Comidas como la pizza y festividades como la Navidad desplazaron opciones locales, mientras que los textos sin ayuda conservaron más elementos culturales originales.
Aditya Vashistha, profesor en Cornell, comparó el uso de la IA con "un profesor que se sienta detrás de mí cada vez que escribo y me dice: ‘Esta es la mejor versión’". Su colega, Mor Naaman, agregó que las sugerencias generadas por IA "funcionan de forma encubierta, a veces con mucha fuerza, para cambiar no solo lo que escribes, sino también lo que piensas".
En otro estudio realizado en la Universidad de Santa Clara en 2024, se evaluó el impacto de la IA en la generación de ideas creativas. Participantes respondieron preguntas como "¿Cómo se podría hacer que un peluche sea más divertido?" con apoyo de ChatGPT o de las Estrategias Oblicuas creadas por Brian Eno. El grupo que utilizó IA presentó respuestas más homogéneas y menos originales.
Max Kreminski, integrante del equipo de análisis, señaló que los usuarios tienden a adoptar un "modo curacionista" cuando emplean IA, confiando cada vez más en las sugerencias automáticas. Para Kreminski, "las ideas humanas no suelen influir con mucha fuerza en lo que genera la máquina" y ChatGPT guía al usuario hacia el "centro de masas" de interacciones previas.
Si bien estos estudios son de escala limitada, con menos de cien participantes cada uno, presentan indicios sobre las transformaciones cognitivas y culturales que podrían derivarse del uso habitual de IA. Según Sam Altman, CEO de OpenAI, "ChatGPT ya es más potente que cualquier ser humano que haya existido jamás" y representa lo que denominó "la singularidad suave".
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