Esta especie marina estuvo por años luchando silenciosamente contra el cambio climático

 18-07-2025
Carlos Ortíz
   
Foto: Instituto del Agua

Foto: Instituto del Agua

Un proceso natural liderado por pequeños animales marinos ha captado la atención de la comunidad científica al demostrar su impacto en la mitigación del calentamiento global. De acuerdo con una reciente investigación, distintas especies de zooplancton en el océano Austral (como copépodos, krill y salpas) transportan cada año aproximadamente 65 millones de toneladas de carbono a más de 500 metros de profundidad. Esta cifra equivale a las emisiones anuales de unos 55 millones de vehículos diésel, según estimaciones de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA).

Estos organismos acumulan grasa tras alimentarse del fitoplancton en primavera, y luego descienden a gran profundidad en invierno, donde metabolizan esa grasa y almacenan carbono en las capas profundas del océano. Guang Yang, autor principal del estudio y miembro de la Academia China de las Ciencias, describió a BBC Mundo los resultados como "extraordinarios" y afirmó que obligan a replantearse cuánto carbono retiene el océano Austral.

El profesor Daniel Mayor, de la Universidad de Exeter, explicó que "su grasa es como una batería. Cuando pasan el invierno en las profundidades del océano, se sientan y queman lentamente esta grasa o carbono". A su vez, destacó que este carbono puede permanecer atrapado durante décadas o siglos antes de volver a la atmósfera.

Las observaciones, que datan desde la década de 1920, fueron complementadas este año con una expedición científica a bordo del buque polar Sir David Attenborough, donde especialistas como Jennifer Freer y el propio Mayor recolectaron zooplancton cerca de las islas Orcadas del Sur y Georgia del Sur. "Trabajábamos en completa oscuridad con luz roja para no molestarlos", explicó Freer sobre las condiciones del muestreo.

Pese a su relevancia, el zooplancton enfrenta amenazas por el cambio climático y la pesca industrial, en particular la captura de krill, que alcanzó casi medio millón de toneladas en 2020, de acuerdo con datos de la ONU. El profesor Angus Atkinson, del Laboratorio Marino de Plymouth, alertó: "El cambio climático, la alteración de las capas oceánicas y las condiciones meteorológicas extremas son amenazas".

Los investigadores consideran que los hallazgos deberían ser incluidos en los modelos climáticos actuales. "Si no existiera esta bomba biológica, los niveles atmosféricos de CO2 serían aproximadamente el doble de los actuales", concluyó Atkinson.




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