Ciudad de México,
Jorge Cerino
Crédito foto: Pixabay
El espacio exterior es de gran interés para la ciencia, sin embargo, las potencias mundiales también guardan en él intereses militares, cuyas prácticas pueden derivar en tensión y conflicto. Tal fue el caso de la explosión de un satélite ruso, parte de una prueba de armas antisatélites, con la que se generaron más de mil quinientas piezas de desechos espaciales rastreables. Además, asegura el Departamento de Estado de Estados Unidos que se generarán probablemente cientos de miles de piezas de desechos espaciales aún más pequeños.
A través de un comunicado del 15 de noviembre de 2021, el secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, calificó de irresponsables las acciones de Rusia. La práctica consistió en utilizar un misil ruso antisatélite en contra de uno de sus propios satélites. Dicho evento ocasionó que astronautas y cosmonautas de la Estación Espacial Internacional (EEI) emprendieran procedimientos de emergencia ante la amenaza de la cercanía con los desechos del satélite ruso, indicó NASA.
Los reportes señalan que la EEI pasó cerca de la nube de los desechos del satélite ruso cada 90 minutos con cada vuelta a la órbita terrestre. Sin embargo, solo hubo necesidad de refugiarse durante el segundo y el tercer paso, de acuerdo a la evaluación de riesgos detallada por la NASA. Las maniobras de protección incluyeron cerrar las escotillas de los módulos radiales en la estación, aunque las escotillas entre los segmentos estadounidenses y rusos de la EEI permanecieron abiertos. La Agencia Espacial Federal Rusa anunció posteriormente el regreso a operaciones rutinarias de la EEI y que la órbita responsable de las maniobras de protección se alejó de esta.
No obstante, Anthony Blinken subraya que los desechos de larga duración de la explosión del satélite ruso amenazarán a satélites y otros objetos espaciales. Estos objetos amenazados son vitales para la seguridad, intereses económicos y científicos de todas las naciones durante las próximas décadas. Además, aumentará significativamente el riesgo para astronautas y cosmonautas en la EEI y otras actividades de vuelos espaciales tripulados.
Organismos como la Red de vigilancia espacial o la Agencia Espacial Europea (ESA) calculan la existencia de casi tres mil satélites muertos en la órbita terrestre. Además se estiman cerca de 900 mil pedazos de desechos que, aún midiendo menos de 10 centímetros, pueden ocasionar accidentes catastróficos de colisionar con algún satélite o nave espacial. Esto ha llevado al imperativo en la comunidad científica de buscar soluciones para remover los escombros espaciales o reducir la producción de estos.
Pruebas militares en el espacio, como la de los sistemas antisatelitales, pueden tener consecuencias serias para la exploración espacial, de llevarse a cabo unilateralmente y sin precauciones. Por este motivo, las autoridades estadounidenses critican la explosión intencional de un satélite ruso y llaman a las naciones a crear y seguir normas de comportamiento responsable en el espacio. Esto con el fin de prevenir conductas peligrosas y garantizar la sostenibilidad a largo plazo de la exploración del espacio exterior.