Ciudad de México,
Jorge Cerino
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La desinformación y las noticias falsas son un problema creciente, acentuado sobre todo en el contexto político y de forma más reciente por la pandemia de Covid-19. Según la encuesta de manipulación de medios 2020 del Oxford Internet Institute, la manipulación de la opinión pública en redes sociales aumentó un 15% respecto al año anterior. Ante dicha situación, el fact checking o la verificación de hechos se presenta como una herramienta eficaz para combatir las creencias falsas, según confirma un estudio de la Universidad Estatal de Ohio (OU).
Para su análisis, los investigadores condujeron una investigación en Argentina, Nigeria, Sudáfrica y Reino Unido, donde encontraron que el fact checking funciona con pequeñas variaciones. Además, el efecto positivo de la verificación de datos permaneció hasta dos semanas después, según la evidencia recabada durante el estudio. En años previos, el consenso apuntaba a la inefectividad de corregir la desinformación y la posibilidad de arraigar más las creencias falsas en las personas mediante esta práctica. Sin embargo, los expertos no encontraron evidencia de este fenómeno en ninguno de los países mencionados.
Según un comunicado de la OU, los investigadores llevaron a cabo su estudio mediante la evaluación de cinco verificaciones de hechos, exclusivas para cada país. Además utilizaron dos verificaciones más respecto a la Covid-19 y el cambio climático que evaluaron por igual en los cuatro países. Algunos de los participantes en cada país recibieron únicamente la información errónea, otros recibieron la información errónea seguida de una verificación de hechos. Además, hubo un grupo de control al cual no se le dieron datos falsos ni verificaciones provenientes de las organizaciones de fact checking participantes en el estudio.
Posteriormente, a los grupos se les pidió calificar cuánto creían en los datos falsos, en una escala del 1 al 5. En comparación con la información errónea, la verificación proveniente del fact checking no siempre condujo a creencias menos precisas en comparación con los grupos de control. Según los resultados, la información de la verificación de datos aumentó la precisión de los hechos en 0.59 puntos en la escala de cinco puntos.
En el caso contrario, la desinformación disminuyó la precisión de los hechos en menos de 0.07 en la misma escala. Con esto, los investigadores concluyeron que la información errónea es menos persuasiva en comparación con la información correctiva, en general. Dos semanas después de esta primera evaluación, los científicos cuestionaron nuevamente a los participantes respecto a cuánto creían en los datos calificados y confirmaron la permanencia del efecto positivo del fact checking.
Los investigadores puntualizan que la mayor parte de los estudios donde la verificación de datos resultó ser contraproducente se realizaron principalmente en Estados Unidos. Los expertos llaman "muestras extrañas" a estos países occidentales, educados, industrializados, ricos y demócratas, donde la ideología política juega un papel importante en las creencias falsas y se comportan de forma distinta a otros países del mundo.
Respecto a este tema, investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) encontraron previamente que corregir a las personas cuando comparten información falsa en Twitter puede generar un efecto adverso. En concordancia con lo señalado respecto a las "muestras extrañas", la investigación del MIT observó una disminución de la calidad y un aumento en la inclinación partidista y la toxicidad del lenguaje de los retweets posteriores de los usuarios quienes son corregidos en Twitter.
Difundir creencias falsas y desinformación tiene un efecto perjudicial para las personas en distintos ámbitos, desde el político hasta el de la salud. Pese a la polémica que puede causar el combate a la desinformación en algunos países, de manera general se observa un efecto positivo del fact checking frente a esta problemática. Con esta evidencia, sería positivo abrir más espacios en medios de comunicación, siempre con una metodología rigurosa de verificación de datos.