Jueves, 04 de diciembre de 2025

Fragmentos de obsidiana trazan mapas de comercio en tiempos prehispánicos

Análisis geoquímico revela redes de intercambio en el Imperio mexica

Ciudad de México, 28-05-2025   Judith Moreno

Crédito foto: Instituto Nacional de Antropología e Historia

Una investigación arqueológica aplicada a los fragmentos de obsidiana descubiertos en el Templo Mayor de Tenochtitlan permitió reconstruir parte de las redes de intercambio prehispánicas mediante tecnología de análisis geoquímico. Con el uso de fluorescencia de rayos X, especialistas determinaron los orígenes geográficos de 788 artefactos mexicas, concluyendo que provenían de ocho fuentes distintas, ubicadas en lo que hoy es el centro y occidente de México.

Así, esta técnica de análisis no destructivo permitió identificar la composición química precisa de cada fragmento, información que posteriormente fue comparada con muestras de yacimientos conocidos. Los resultados arrojaron evidencias de una circulación regional de bienes los cuales involucró regiones tanto aliadas como enemigas del imperio. Uno de los hallazgos más llamativos señaló que una porción del material procedía de Ucareo, una zona bajo influencia del Imperio purépecha, históricamente enfrentado a los mexicas.

Entre los investigadores involucrados, se encuentran especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la Universidad de Tulane. El estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), ofrece datos que permiten reevaluar las dinámicas comerciales y económicas durante el periodo mexica. El enfoque científico, basado en evidencias materiales y mediciones de laboratorio, evita interpretaciones especulativas y se limita a establecer relaciones entre los artefactos y sus lugares de origen conocidos.

No todos los artefactos compartían la misma función ni el mismo nivel de especialización. Mientras algunos se utilizaban como herramientas cotidianas, otros se reservaban para usos ceremoniales. Los fragmentos de obsidiana verde, por ejemplo, fueron asociados con contextos rituales específicos y proceden de fuentes limitadas, lo que resalta su valor en el sistema de creencias mexica. Esta diferenciación entre usos funcionales y simbólicos también quedó reflejada en la variedad de fuentes de origen, lo cual fue posible gracias a la precisión de la técnica utilizada.

Cabe destacar que el método de fluorescencia de rayos X empleado no alteró ni dañó las piezas analizadas. Esto resultó clave para preservar los elementos culturales y permitir futuras investigaciones. Además, el análisis de estos fragmentos proporciona una base empírica para comprender de manera más detallada la interacción entre distintas regiones de Mesoamérica, sin necesidad de recurrir a narrativas históricas basadas exclusivamente en fuentes documentales posteriores a la conquista.

Las herramientas científicas modernas permiten acceder a información sobre dinámicas sociales y económicas ocurridas hace más de 500 años. Lejos de limitarse a explicar la procedencia de un material, este tipo de estudios revela el alcance logístico de una civilización que integró múltiples territorios a través del intercambio de recursos clave, evidenciado en los vestigios cuidadosamente conservados en el corazón de su principal centro ceremonial.

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