Foto: jesse orrico en Unsplash
Actualmente estimar la evolución en la demanda en el trasplante de órganos es indispensable para afrontar la falta de disponibilidad. Resulta necesario adelantar y probar nuevas tecnologías que ayudarán a dimensionar esta problemática y priorizar la investigación. Las diversas alternativas como el xenotrasplante, el desarrollo de órganos artificiales o sintéticos y la impresión 3D cada día toman más fuerza como una alternativa más hacia el paciente.
El trasplante de órganos es a menudo el único tratamiento ante algún padecimiento médico en estado terminal, como insuficiencia hepática y cardíaca. Dependiendo del padecimiento, en ocasiones puede existir alguna terapia alternativa, pero el trasplante se acepta como la mejor opción tanto para la calidad de vida y la rentabilidad.
Tomando en cuenta el método tradicional de trasplante de órganos solidos, este ha tenido cambios significativos a lo largo de la historia. Sin embargo, algunos de los inconvenientes de esta práctica es la elevada tasa de malignidad como consecuencia de la inmunosupresión, derivando en cáncer o infecciones virales oncogénicas. Existen grandes oportunidades para que las empresas médicas y farmacéuticas introduzcan métodos y dispositivos más eficientes en el mercado mundial de trasplantes.
Xenotrasplante es el nombre otorgado a cualquier procedimiento que implica el trasplante, implantación o infusión de células, tejidos u órganos vivos de una fuente animal en un receptor humano. El desarrollo de esta técnica se debe al hecho de que la demanda de órganos humanos para trasplante clínico supera con creces la oferta. Desafortunadamente, genera preocupaciones por la posibilidad de infección de los receptores con agentes infecciosos reconocidos y no reconocidos, así como la posible transmisión a la población humana en general.
La impresión 3D es otro de los métodos de replicación más populares en la actualidad, donde la medicina vio una ventana de oportunidad. En los laboratorios se han cultivado los llamados organoides durante la última década, versiones miniaturizadas de cerebro, corazón y riñones. Por desgracia estos modelos son incapaces de expandirse más allá del tamaño de una lenteja, además de no poseer "tubos" que imitarían los vasos sanguíneos.
Para solucionar este desafío, se desarrollo un nuevo método de replicación el cual resuelve el desafío del tamaño al integrar canales vasculares, conocida como SWIFT (Escritura Sacrificial en Tejido Funcional). La impresora 3D infunde tinta y gelatina en una matriz, luego la mezcla se calienta, derritiendo la tinta y dejando un canal que luego se recubre con células que se encuentran en los vasos humanos. De esta manera, los investigadores mantuvieron un mini corazón de 1,5 centímetros latiendo solo durante más de una semana.
Cabe recordar este proceso no se limita a la mesa de operaciones, también implica los métodos de obtención y transporte como es el caso de la empresa Parogonix Technologies. Aprobado por la FDA se anuncio el lanzamiento en Estados Unidos de un sistema de transporte de órganos, SherpaPak. El dispositivo proporciona temperaturas más reguladas y una mejor protección física para los órganos en tránsito que el enfriador de hielo convencional; dando todas las ventajas de que el órgano se pueda trasplantar con éxito.
A pesar de los obstáculos actualmente reconocidos y algunos aún por descubrir, lo científicos tienen plena confianza en que se encontrarán medios seguros y fiables para generar órganos humanos funcionales o reemplazos de órganos. La demanda de trasplantes de órganos supera con creces la oferta de órganos humanos y es el tiempo necesario para el establecimiento de nuevas tecnologías como la impresión 3D y los xenotrasplantes.
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