Foto: Cortesía de Pollen Robotics
Hoy en día los robots invaden la vida rutinaria de miles de personas, estos construyen prótesis, fabrican productos, sirven como personal de limpieza y otras actividades. Se espera en un futuro próximo ellos sean capaces de resolver mayores problemas como revertir enfermedades humanas, amenazas ecológicas y conflictos mundiales. Todo esto será posible cuando los robots estén dotados con mejores capacidades físicas y cognitivas, para ello desarrollar la inteligencia artificial es fundamental para mejorar la interacción con humanos.
Antes de la pandemia, innovar la inteligencia artificial para mejorar la interacción de robots con humanos había perdido relevancia. Ya no sorprendía mucho ver a máquinas hacer gestos y movimientos humanos en congresos y ferias tecnológicas, mas la emergencia sanitaria demostró la relevancia por optimizar su interacción.
Un ejemplo fue el antiguo conocido robot "Pepper" de Softbank Robotics, quien fue reprogramado, sus mismas habilidades que lo hacían carismático lo volvieron un aliado contra el coronavirus. En Hungría los Peppers reciben a los pacientes en los hospitales, en Alemania vigilan centros comerciales y en Tokio resguardan hoteles.
Otros ejemplos son Temi, una especie de Alexa con pantalla y ruedas, distribuye gel antibacterial y toma la temperatura; Cruzr, mezcla de los dos anteriores, desempeña tareas similares en el Hospital de Amberes. El ejemplo más reciente de interacción de robots con humanos es Reachy, desarrollado por Pollen Robotics, este utiliza inteligencia artificial, reconocimiento de imagen y robótica modular.
Gracias a esto, junto al hardware y software de código abierto, Reachy garantiza que las nuevas tecnologías beneficien a las personas. Según su fabricante puede distribuir mascarillas, medir la temperatura, retransmitir consejos médicos y proporcionar a las personas discapacitadas un brazo robótico para ayudarles a manipular objetos.
Pero no todo son robots contra la pandemia, en el entorno más íntimo, las máquinas pueden adoptar forma animal con el fin de mejorar la interacción con humanos. Ejemplo de esto son el perro Aibo o la foca Paro que sirven de acompañantes en asilos de Japón. La antropomorfización de los robots permite los humanos se relacionen mejor con ellos porque son más propensos a despertar afecto, explica Simon Coghlan, investigador de inteligencia artificial de la Universidad de Melbourne. Sin embargo, optimizar la inteligencia artificial es fundamental para mejorar interacción de robots con humanos porque así sería más natural al dotar de mayor capacidad a las maquinas, agrega Coghlan.
A pesar de que la pandemia les devolvió el protagonismo que habían ido perdiendo con el paso del tiempo, no está claro si los robots sociales llegaron para quedarse. Sumado a lo fundamental de optimizar la inteligencia artificial para mejorar la interacción de robots con humanos está otro problema: la comercialización. Uno de los anteriores robots mencionados cuestan por lo menos 3000 dólares y algunos alcanzan los 25000. Si no avanzan bastante en su funcionalidad y no se reducen los precios, incluso los expertos más optimistas con esta tecnología dudan si realmente los robots tendrán un futuro asegurado.
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