
Foto: NASA
La observación de la Nebulosa de la Mariposa, ubicada a 3,400 años luz, permitió a los astrónomos identificar polvo y moléculas que podrían convertirse en los componentes básicos de planetas. El hallazgo fue posible gracias a la alta sensibilidad del Telescopio Espacial James Webb (JWST) y las mediciones complementarias del radiotelescopio ALMA.
A raíz de un estudio publicado en Oxford Academic, Mikako Matsuura, astrónomo de la Universidad de Cardiff, destacó: "Este descubrimiento es un gran paso adelante en la comprensión de cómo se unen los materiales básicos de los planetas". La investigación abre una nueva perspectiva sobre el ciclo cósmico en el que las estrellas mueren y sus restos se transforman en semillas para futuros mundos.
El instrumento de infrarrojo medio (MIRI) del JWST captó con detalle el toro central de polvo que atraviesa la región donde brillaba el núcleo estelar. En esa franja se localizaron granos de silicato cristalino más grandes de lo habitual, comparables en tamaño con los encontrados en áreas donde nacen estrellas jóvenes y discos planetarios. Esa evidencia representa la primera confirmación de que los restos de una estrella muerta pueden convertirse en la materia prima de nuevos sistemas.
La Nebulosa de la Mariposa recibe su nombre por los lóbulos incandescentes que se extienden en direcciones opuestas como alas. En el centro, un toroide oscuro funciona como reservorio de granos de cuarzo y silicato con dimensiones mayores al promedio del polvo interestelar. Mientras las partículas comunes miden 0.1 micras, en este caso se identificaron tamaños de hasta una millonésima de metro. Este crecimiento indica un proceso de aglutinación que, con el tiempo, podría originar cuerpos planetarios.
El entorno mostró además condiciones extremas. La estrella central, ahora enana blanca, irradia cerca de 220 mil grados Celsius. A pesar de ese ambiente violento, las reacciones químicas dieron lugar a estructuras más complejas. "Pudimos ver tanto gemas frías formadas en zonas tranquilas y duraderas como suciedad ardiente creada en partes violentas y de rápido movimiento del espacio, todo dentro de un solo objeto", aseguró Matsuura.
Un espectro detallado obtenido por el JWST cubrió longitudes de onda de 5 a 28 micrones y reveló más de 200 líneas moleculares e ionizadas. Algunas correspondieron a elementos que requieren energías extremas de ionización, como el magnesio o el silicio altamente excitados. Este patrón confirmó que la nebulosa no surgió de un flujo uniforme, sino de sucesivas eyecciones las cuales crearon microambientes favorables para el nacimiento de moléculas complejas.
Entre los compuestos identificados se encontraron hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), orgánicos esenciales en la química prebiótica. En la Tierra aparecen en productos cotidianos, pero en el espacio son considerados bloques fundamentales para la vida. En NGC 6302 los HAP se detectaron en estructuras anulares posiblemente originadas por el choque de burbujas de partículas con el gas circundante.
Los resultados sugieren que la Nebulosa de la Mariposa funciona como un laboratorio natural para comprender cómo el polvo cósmico crece hasta volverse materia prima de planetas. Con el tiempo, los granos de cuarzo, los HAP y las partículas de silicato se dispersarán hacia el medio interestelar, donde podrán integrarse en nuevas nubes de gas y polvo.
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