
Foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
El desarrollo de la inteligencia artificial avanzó significativamente en años recientes, con modelos cada vez más sofisticados que buscan mejorar su capacidad de procesamiento e interacción con los humanos. Con el lanzamiento de GPT-4.5, OpenAI destacó avances en la "inteligencia emocional" de la IA, un concepto que cobró relevancia en el desarrollo de modelos conversacionales más intuitivos y efectivos.
GPT-4.5 fue entrenado con nuevas técnicas de aprendizaje no supervisado que mejoran su capacidad para interpretar matices en el lenguaje humano, captar sutilezas en la comunicación y responder con mayor naturalidad. Según OpenAI, este modelo ofrece una interacción más cálida y comprensiva, lo que representa un paso hacia la creación de asistentes digitales más adaptados a las necesidades de los usuarios. La empresa liderada por Sam Altman asegura que el modelo ahora tiene un mejor "EQ" (coeficiente emocional), lo que le permite interpretar mejor intenciones implícitas, detectar el tono de una conversación y responder de manera más adecuada.
A medida que la inteligencia artificial avanza en su capacidad para reconocer y responder a las emociones humanas, surgen debates sobre si realmente se trata de una mejora en la "inteligencia emocional" o simplemente una optimización en la generación de respuestas más humanas. La IA sigue sin experimentar emociones como lo haría una persona, pero su entrenamiento le permite reconocer patrones en el lenguaje y simular respuestas empáticas. Esto tiene aplicaciones en múltiples áreas, desde el servicio al cliente hasta la terapia conversacional, donde modelos como GPT-4.5 pueden brindar apoyo en salud mental o asistencia personalizada en distintas industrias.
Sin embargo, la incorporación de una inteligencia artificial más "emocional" también plantea desafíos éticos y prácticos. La sobredependencia en modelos de IA para interacciones humanas podría generar expectativas erróneas sobre sus capacidades y límites. Además, especialistas sostienen que el uso de estos modelos en entornos sensibles, como la psicología o la educación, debe ser regulado para evitar riesgos asociados a respuestas automatizadas que no reemplazan la empatía y el juicio humano.
Por su parte, el avance de GPT-4.5 en este ámbito es un reflejo de la evolución de la IA hacia interacciones más sofisticadas, pero aún queda un largo camino para que estos modelos logren una comprensión genuina de las emociones humanas. Mientras tanto, su capacidad para interpretar y responder de manera más natural seguirá transformando la forma en que los humanos y las máquinas se comunican.
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