¿Los animales sienten celos al igual que las personas?

 02-01-2025
Axel Olivares
   
Foto: Alexa Vargas (NotiPress)

Foto: Alexa Vargas (NotiPress)

Por siglos, los celos y la aversión a la injusticia fueron considerados emociones únicas de los humanos. Sin embargo, estudios recientes sugieren que ciertos animales también reaccionan de manera similar cuando perciben inequidad, lo cual podría indicar que no somos los únicos con un sentido de justicia. Sin embargo, un nuevo metanálisis liderado por investigadores de la Universidad de California, Berkeley, sugiere lo contrario: los animales no sentirían celos como los humanos, sino que sus reacciones estarían más relacionadas con expectativas no cumplidas.

La investigación, publicada en la revista Proceedings of the Royal Society B, es el metanálisis más amplio sobre el tema hasta la fecha. El equipo de Berkeley, liderado por el estudiante de doctorado Oded Ritov, analizó 23 estudios previos sobre "aversión a la inequidad" en 18 especies animales, incluyendo primates, perros y córvidos. En total, se recopilaron más de 60.000 observaciones.

"No podemos afirmar que los animales sienten celos basándonos en estos datos", señaló Ritov. Aunque algunos experimentos clásicos sugieren que los animales protestan frente a una distribución desigual de recursos, el metanálisis concluyó que las reacciones observadas no son comparables al complejo sentido de justicia característico de los humanos.

Un caso destacado de posibles celos proviene de los experimentos del primatólogo Frans de Waal, donde monos capuchinos reaccionaron indignados al recibir un trozo de pepino mientras que a su compañero se le daba una uva, un alimento más deseado. Estos comportamientos fueron interpretados como signos de celos o aversión a la desigualdad.

Sin embargo, según Ritov y su equipo, estas reacciones pueden explicarse de otra manera. En estudios de seguimiento, los monos mostraron una reacción similar de protesta cuando las uvas eran colocadas en una jaula vacía, sin otro mono presente para "competir" por el alimento. Esto sugiere que las protestas podrían estar relacionadas con expectativas no cumplidas, en lugar de celos hacia otro individuo.

"Creemos que los rechazos son una forma de protesta social", explicó Ritov. "Pero los animales no protestan porque reciben menos que los demás, sino porque los humanos no los tratan tan bien como podrían", agregó.

En los humanos, la aversión a la inequidad está profundamente ligada a la construcción de sociedades complejas. Este sentido de justicia permite colaborar, compartir recursos y establecer reglas para la convivencia. Aunque algunos animales muestran comportamientos que podrían parecer similares, los investigadores de Berkeley argumentan que no hay evidencia concluyente de que estos respondan al mismo tipo de razonamiento.

Según Ritov, la diferencia clave radica en cómo los humanos procesan y responden emocionalmente a las situaciones de inequidad. Nuestra capacidad para conceptualizar la justicia y actuar en función de ideales abstractos parece única en el reino animal.

Este estudio arroja luz sobre un aspecto crucial de la evolución humana: el papel de las emociones complejas en el desarrollo de nuestra sociedad. Aunque los animales pueden compartir con nosotros ciertas respuestas básicas, como la decepción ante expectativas incumplidas, su experiencia no parece alcanzar el nivel de complejidad desarrollado por los humanos en torno al concepto de justicia.

Para Ritov, estos hallazgos no sólo redefinen cómo entendemos las emociones animales, sino que también subrayan cuán únicos somos como especie. El investigador señala que el sentido de justicia y la capacidad de actuar en función de él son una parte integral del ser humano.




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