Ciudad de México,
Axel Olivares
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
Frente a los grandes cambios que todos los entornos sociales experimentaron gracias a la nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, las escuelas parecen mantener una sólida base que, si bien admite a las innovaciones, lo hace de forma gradual y sin alterar los fundamentos de la educación. Aun así, la tecnología puede no ser inherentemente la herramienta que transforme para mejor a la educación, ese es el punto principal del trabajo de Justin Reich, profesor asociado en el programa de Redacción y Estudios Comparativos de Medios del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
El trabajo de Reich intenta refutar la creencia de que la tecnología cambiará radicalmente lo que los empresarios describen como estancamiento en las escuelas. El profesor asociado asegura que las herramientas tecnológicas no producen revolución sino evolución en escuelas las cuales de todos modos cambian con frecuencia.
Reich afirma que, "en la historia de la tecnología educativa, los dos hallazgos más comunes son, en primer lugar, que cuando los profesores obtienen una nueva tecnología, la utilizan para hacer lo que ya estaban haciendo". Por lo tanto, "se necesita bastante tiempo, práctica, entrenamiento, errores, nuevos intentos e iteración para que las nuevas tecnologías conduzcan a prácticas nuevas y mejores".
La tecnología tiene también tiene un efecto desigual en la educación. Para Reich, las tecnologías desarrolladas para las aulas escolares benefician desproporcionalmente a los más pudientes, incluso cuando se ponen a disposición herramientas gratuitas ya que las personas con mayor capital suelen estar más capacitadas para aprovechar las innovaciones.
Por otro lado, el experto analiza el impacto de la tecnología artificial en las escuelas. A pesar de que muchos consideran que la IA revolucionará la forma en cómo los alumnos aprenden, Reich no piensa lo mismo. "Los profesores están encontrando formas modestas de integrarla en su práctica, pero la función principal de la IA en las escuelas es que los niños la utilicen para hacer sus tareas, lo que probablemente no sea bueno para el aprendizaje", sostiene el profesor del MIT.
Los profesores estarían más dedicados a tareas de escritura en clase para evitar el uso de chatbots como ChatGPT. Sin embargo, esto no es nuevo, "es algo que los docentes han logrado hacer muy bien durante la última década. Esto no parece un maremoto que se estrella contra ellos".
Ante los avances tecnológicos, el especialista intenta tener una perspectiva realista. "Muchas cosas nuevas probablemente sean útiles de alguna manera, en algún lugar, así que encontrémoslas", afirma.
Mientras tanto, de acuerdo con el profesor, las escuelas deberán preocuparse en los problemas que la tecnología no puede resolver, como el ausentismo escolar producto de los problemas socio económicos, sobre todo de las escuelas con alumnos más desfavorecidos. Si las instituciones desean integrar de manera óptima la tecnología, deberán experimentar desde muchos sentidos y en un largo plazo. En lugar de esperar soluciones radicales, sostiene Reich, la educación debe ser paciente y moderada, como la tortuga que al final logra vencer a la liebre.