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Comúnmente dentro de la comunidad científica se creía que el canto de las ballenas sólo servía para localizar alimento o como una llamada de apareamiento entre los sexos opuestos. Sin embargo, esta creencia ha llegado a su fin y ahora mediante el uso de tecnología avanzada de grabación de audio y geolocalización, investigadores de la Universidad de Stanford en colaboración con el Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterey descubrieron patrones en los cantos de ballenas azules, que además de servir para los dos propósitos anteriores, también predicen sus rutas migratorias.
Aunque el canto de los cetáceos se ha estudiado durante décadas, poco ha sido el éxito en descifrar su significado. Con el objetivo de comprender mejor este fenómeno los investigadores monitorearon el canto de las ballenas del Pacifico noroeste por medio de un hidrófono (micrófono submarino) y etiquetas de geolocalización colocadas en los cuerpos de los cetáceos. Los cantos se registraron tanto individual como grupalmente durante 5 años y para llegar al nuevo descubrimiento los científicos compararon los patrones de los cantos diurnos y nocturnos durante cada estación del año y en tal examen llegaron a las siguientes conclusiones.
Cuando los investigadores observaron las longitudes de onda del canto, notaron cambios a lo largo de varios meses; durante el verano y otoño, el canto era más fuerte y principalmente se registraron en la noche, posteriormente a final de cada año cuando las ballenas parten hacia aguas más cálidas, los cantos se convirtieron en una actividad más recurrente en el día, especialmente en invierno. Este patrón en los trinos y bramidos de las ballenas azules les mostraron el innovador descubrimiento que indica cuándo los animales inician su proceso de migración.
La relevancia de este descubrimiento radica en la importancia de conocer más sobre la migración de la ballena azul porque esta especie en particular ayuda en gran medida a mitigar el cambio climático. Empero, no ha sido hasta recientemente que los científicos y los responsables de la gestión pesquera cobraron conciencia del papel de las ballenas en el ecosistema marítimo. Desde 2018 la Comisión Ballenera Internacional prohibió la caza industrial de ballenas, vigente desde 1985, y gracias a esta medida han surgido diversos organismos para proteger la especie y varios estudios sobre la importancia de esta.
El ciclo de alimentación de las ballenas y su frecuente migración permite retirar CO2 de la atmósfera. Los océanos han absorbido más del 90% del calor adicional generado desde la Revolución Industrial y ante ello las ballenas colaboran al frenar el aumento de la temperatura global. En este preciso momento de la historia donde el hombre está perdiendo la batalla del clima, las ballenas son grandes aliadas, indica Sonia Español-Jiménez, investigadora de la Fundación MERI, porque las ballenas al alimentarse de Krill, un animal muy pequeño que produce fitoplancton, transforman una gran cantidad de masa que permite limpiar el C02 del aire.
A pesar de la relevancia de saber que los patrones en los cantos de ballenas azules predicen sus rutas migratorias, realmente los investigadores saben poco sobre sus viajes, por ello, ahora esperan poder estudiar a las ballenas otros 5 años más para saber más sobre su migración. De hacerlo lograrían saber aspectos importantes como su comportamiento ante el calentamiento global, la ausencia de alimento e incluso serían capaces de evitar choques con barcos al predecir el viaje de las ballenas.
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