Foto: Cambridge University
Hace dos mil años, el imperio romano construyó fortalezas a lo largo del norte de la Media Luna Creciente Fértil. Un satélite espía de la Guerra Fría reveló 369 imágenes inéditas de las fortalezas romanas, las cuales fueron construidas de este a oste.
El Imperio Romano se destacó por realizar fortalezas resistentes hacia ataques enemigos en la región que hoy abarca desde el oeste de Siria hasta el noreste de Irak. En la década de 1920, se documentaron 116 fortalezas en la región por el padre Antoine Poidebard, quien realizó uno de los primeros reconocimientos en el mundo usando un biplano de la Primera Guerra Mundial. Poidebard reportó que estos fuertes fueron construidos del norte al sur para establecer una frontera oriental para el imperio romano.
Un estudio reciente, publicado en Antiquity, de Dartmouth College, analizó las imágenes desclasificadas de un satélite de la época de la Guerra Fría. En total se recuperaron 396 fotogramas inéditos de las fortalezas romanas. Este análisis refutó las conclusiones de Poidebard, quien aseguró que los fuertes fueron construidos a lo largo del eje del norte al sur, al mostrar cómo estos se extendía desde Mosul, en el río Tigris, hasta Alepo, en el oeste de Siria.
Para el estudio, el equipo se basó en imágenes desclasificadas de los satelitales CORONA y HEXAGON de la época de la Guerra Fría, las cuales fueron recopiladas entre 1960 y 1986. Muchas de estas son parte del Proyecto CORONA Atlas de acceso abierto, aunque los investigadores desarrollaron mejores métodos para corregir los datos y ponerlos en disposición online.
Los investigadores analizaron casi 300 mil kilómetros cuadrados del norte de la Media Luna Creciente Fértil. En esta región se muestran los sitios de manera clara, cabe resaltar, estos tienen importancia arqueológica, pues se considera que ahí nació la agricultura. El equipo cartografió cuatro mil 500 sitios conocidos y después documentó sistemáticamente todas las características similares en cada una de las cuadrículas del estudio.
Estos fuertes eran lo suficientemente largos para acomodar soldados, caballos y hasta camellos. Basados en las imágenes satelitales, compartieron que algunas de estas fortalezas tenían torres de vigilancia en las esquinas o laterales y, probablemente, estaban hechas de piedra y ladrillos de barro, o enteramente de este último, por lo cual, no eran estructuras permanentes.
Se cree que muchas de las fortalezas documentadas por Poidebard se ocultaron o destruyeron gracias a la agricultura, uso de tierra, u otras actividades entre 1920 y 1960. Sin embargo, el equipo logró localizar 38 de los 116 fuertes encontrados por el padre Antoine Poidebard, así como 396 adicionales.
De esas 396 fortalezas, 290 fueron localizadas en la región de estudio y 106 en el oeste de Siria, en Jazireh. Además de identificar fuertes amuralladas similares a las encontradas por Poidebard, el equipo encontró fortalezas con características de arquitectura interior y construidos alrededor de una ciudad sobre un montículo.
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