Ciudad de México,
Jorge Cerino
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El mercado de la inteligencia artificial, con una valoración de 327.5 mil millones de dólares, según especialistas, protagoniza cada vez más actividades, como la colocación automática de precios. Sin embargo, la Oficina Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos (NBER, por sus siglas en inglés) descubrió que el uso de algoritmos automatizados de colocación de precios podría conducir a precios más altos en todos los ámbitos para los consumidores. Además, esto sucedería sin exponer a acusaciones de fijación de precios a ninguna de las empresas beneficiadas.
Según la plataforma de precios Competera, la fijación de precios por medio de un algoritmo es un proceso para encontrar precios óptimos mediante el aprendizaje automático y la inteligencia artificial. El fin de esta práctica es maximizar los ingresos y aumentar el margen de beneficios, entre otros objetivos comerciales establecidos por los minoristas, aseguran.
De acuerdo a la investigación de la NBER, los minoristas quienes actualizan sus precios con mayor frecuencia, en función de los datos que extraen de sus competidores, ofrecen constantemente precios más bajos. Sin embargo, cuando sus rivales implementan sistemas de inteligencia artificial igualmente potentes, el comportamiento predeterminado de los algoritmos provoca precios altos. Ante esta situación, la regulación estatal o federal podría ser necesaria para evitar la introducción frecuente de precios de la competencia en los algoritmos de fijación de precios. Esta regulación velaría por el uso de información más generalizada y actualizada con menor frecuencia, asegura el informe de la NBER.
Similarmente, una investigación de la Facultad de Negocios de Harvard concluyó también que utilizar inteligencia artificial para fijar precios genera precios más altos y exacerba la dispersión de precios. Para evitar este aumento de precios, los responsables de crear políticas deberían implementar una regulación de la capacidad de las empresas para reaccionar a los precios de los rivales, asegura la investigación. Entre sus soluciones, menciona prohibir el condicionamiento directo de los precios de los rivales mediante algoritmos, mientras se permite a las empresas actualizaciones frecuentes de precios en función de otros factores, como los shocks de demanda.
Para evitar los precios altos, la NBER propone una regulación donde se limite la capacidad de las empresas para recoger los precios de los rivales. Una segunda alternativa sería evaluar un cambio más amplio y a más largo plazo en los precios de los rivales. Sin embargo, ya que dichas medidas no encajan fácilmente en los marcos regulatorios y antimonopolio existentes, el documento reconoce la dificultad de hacer cumplir con este tipo de regulación.
Aunque la inteligencia artificial ha demostrado su gran utilidad para la vida humana, no está exenta de efectos negativos. Para combatir estos efectos negativos es necesario identificarlos, investigar su dinámica y establecer una regulación. En el caso de la fijación de precios por medio de algoritmos, es necesaria una regulación que impida precios altos, mientras permite conservar algunos beneficios asociados al uso de inteligencia artificial.