Ciudad de México,
Andrés Zimbrón
Crédito foto: CDC en Unsplash
Desde hace años, el término vaping se ha convertido en una moda en las personas que intentan dejar de fumar; en 2018 incluso se convirtió en tendencia en redes sociales por el culto a vapear. Este término hace referencia a la imitación de fumar con un dispositivo el cual funciona con baterías y crean un vapor de agua.
Cifras del Harvard Medical School exponen que solo en Estados Unidos cerca del 6% de los adultos, es decir, 15 millones, vapean y la cantidad de usuarios creció al doble en solo tres años. Si bien, vapear se considera una alternativa menos dañina en comparación a fumar, la realidad es que no está libre de riesgos.
Ello debido a los químicos en su interior, entre ellos, esencias o sabores, glicerina vegetal, propilenglicol y en algunos casos puede contener nicotina. Puede existir en el mercado algunas variantes de los mismos compuestos, pero no es lo habitual, pues la mayoría de los líquidos para vapear tienen los mismos ingredientes.
Hoy en día, existe una gran coyuntura por saber si realmente el vapear ayuda a dejar de fumar o hacerlo no tiene ningún riesgo para la salud. Actualmente, la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) autoriza su venta; sin embargo, también ha retirado más de 10 productos por no cumplir con las normas sanitarias.
La FDA hace énfasis en que no está aprobado ningún producto de vapeo y tampoco los declara seguros a menos de cumplir con ciertas normas para su venta. Por ejemplo, centrar su campaña de publicidad en adultos y no adolescentes o informar claramente a los usuarios de los compuestos empleados para los líquidos.
Estos lineamientos para su distribución tienen el objetivo de hacer cumplir a las empresas el proceso adecuado de fabricación, etiquetado, envasado y advertencia sobre su consumo. Si alguna empresa desea vender cigarrillos electrónicos en Estados Unidos, primero debe superar las pruebas de la FDA a fin de tener los permisos para venderlo.
A su vez, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos afirma que no existe evidencia suficiente para recomendar el uso de cigarrillos electrónicos como una herramienta para dejar de fumar. Por el contrario, un análisis de 61 estudios encontró que el uso de cigarrillos electrónicos fue más efectivo en comparación a otros tratamientos para dejar de fumar.
Los autores del estudio estimaron que de cada 100 personas quienes intentaron dejar de fumar vapeando, de 9 a 14 pudieron tener éxito con ello. En contraste, los métodos con parche de nicotina o asesoramiento conductual solo de 4 a 7 de 100 personas lograron dejar el cigarro.
Hasta el día de hoy no se tiene un conocimiento exacto sobre si realmente vapear ayuda a dejar de fumar. Lo cierto es que se necesitan más análisis para saber con exactitud si los cigarrillos electrónicos realmente pueden ayudar a vencer la adicción a la nicotina. Por otra parte, la Suprema Corte de Justicia en México declaró en octubre 2021 como inconstitucional la prohibición de los vapeadores.