
Foto: CESPM
En Mexicali, ciudad fronteriza marcada por la aridez del desierto, opera un humedal artificial diseñado para reutilizar aguas negras urbanas con fines ambientales. Este espacio, conocido como Las Arenitas, se convirtió en un recurso clave para restaurar parte del ecosistema del río Hardy, afluente del deteriorado delta del río Colorado.
Mexicali extrae más agua de la que reciben sus acuíferos en cada año. Según cifras oficiales, la recarga del acuífero del valle de Mexicali es de 520.5 hectómetros cúbicos, mientras que las concesiones suman 783.12. A este ritmo, el sistema hídrico enfrenta una presión crítica agravada por el cambio climático.
La Comisión Estatal de Servicios Públicos de Mexicali cuenta con una concesión anual de 100.83 hectómetros cúbicos, de los cuales 91,7% proviene de fuentes subterráneas. Sin embargo, una parte del ciclo del agua no termina en el consumo doméstico. Las aguas residuales también forman parte del sistema.
Por año, Mexicali genera más de 80.47 millones de metros cúbicos de aguas negras. De ese volumen, el 90% se recolecta y el 46% llega a la planta Las Arenitas. "Desde el año 2013, la planta ha superado su capacidad instalada, de 840 litros por segundo, alcanzando en algunos meses los 1,044 litros por segundo".
Las Arenitas realiza el tratamiento inicial con lagunas de aireación superficial, donde se inyecta oxígeno para favorecer bacterias aerobias. Luego, las lagunas facultativas permiten la acción de bacterias anaerobias, complementando la descomposición de materia orgánica. Finalmente, el agua pasa por lagunas de maduración para sedimentar los sólidos restantes.
A pesar de su eficacia parcial, organizaciones ambientales propusieron un paso adicional. Se utilizó un antiguo terreno, donde antes existió un lago, para establecer un humedal artificial. "Los humedales son los riñones del planeta, ayudan a filtrar y limpiar el agua, a remover partículas a través de las diferentes plantas que hay en el sitio", explicó Edith Santiago, subdirectora del programa del Delta del Río Colorado en Mexicali, del Sonoran Institute.
En este humedal se aplica un proceso de fitorremediación, en el cual las raíces de plantas como tule y junco alcalino ayudan a purificar el agua. Microorganismos en la superficie también contribuyen a la degradación de contaminantes. Estos procesos ayudan a transformar el nitrógeno y asimilar el fósforo, reduciendo la carga contaminante.
Cuando se firmó el convenio para la creación del humedal, se acordó que el 30% del volumen anual tratado fluyera hacia el río Hardy. Actualmente, más del 50% de ese flujo se destina con fines ambientales, mientras el resto se utiliza en riego agrícola. "Que el agua de Las Arenitas fluya a lo largo del río Hardy genera un potencial ambiental; muchas especies de aves y otro tipo de fauna usan esta zona o viven en ella".
El impacto ecológico del humedal ha sido notable. En 2009, el primer censo de aves registró menos de 100 individuos de ocho especies. Seis años después, el conteo arrojó más de 18,000 aves de 160 especies distintas. Entre las especies observadas se encuentran el palmoteador de Yuma, el pelícano café y el halcón peregrino.
Actualmente el sitio cuenta con un mirador para el avistamiento de aves, integrando funciones educativas y recreativas. "Mi sueño para Las Arenitas es que la comunidad venga a disfrutar de él, pero, al mismo tiempo, que exista un mejor uso de agua en nuestras casas para que menos agua llegue a esta zona en malas condiciones", añadió Santiago.
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