Ciudad de México,
Fernanda Martínez
Crédito foto: Josue Díaz (NotiPress/Composición)
Para acompañar con la comida, quitarse el calor, la sed, para el sueño o incluso por gusto, un refresco es aceptado por casi cualquier mexicano. Si bien, es algo normal en el día a día, parecería que existe una adicción al refresco en México.
Datos de Latinometrics, portal de estadísticas enfocado en Latinoamérica, mostró que México es el primer lugar en cuanto al consumo de bebidas azucaradas. Cada mexicano consume 163 litros de refresco al año, según datos de la Universidad Yale. Es decir, en México se consume 40 por ciento más que en Estados Unidos, pues consumen 118 litros al año, ocupando el segundo lugar a nivel mundial.
Las tres principales causas de muerte en México son el nivel alto de azúcar en la sangre, presión alta y obesidad, según datos de Our World in Data. Si bien, las sodas no son el único factor tienen una estrecha relación, pues se combinan con factores como la comida callejera baja en nutrientes, falta de acceso a agua limpia y baja actividad física.
De acuerdo con Latinometrics, el estado que más consume refresco es Chiapas, pues en promedio consumen más de dos litros de bebidas gaseosas al día. En la región del sur y especialmente en Chiapas, señaló la misma plataforma, es más fácil conseguir un refresco que agua.
Unreported World mostró que el refresco, particularmente la Coca-Cola se ha hecho parte de la cultura chiapaneca. Pues, el agua ha sido desplazada por el producto de coca en ceremonias religiosas, reemplazando el agua bendita.
En la conferencia La construcción cultural del consumo de los refrescos en México de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se destacó que el 10% de los ingresos de las familias mexicanas son destinados al consumo de refresco. Además, entre 1999 y 2006 el consumo de bebidas azucaradas entre adultos mexicanos se triplicó.
Por su parte, siete de cada 10 niños en comunidades rurales consumen bebidas gaseosas junto con su desayuno. Entre los factores de riesgo por las bebidas azucaradas se encuentra el desarrollo de obesidad y síndrome metabólico.
Considerando lo anterior, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) solicitó aplicar impuesto a los refrescos en México. Pues, si el precio de las bebidas gaseosas aumentara en un 10%, el consumo podría reducirse entre 10 y 13%.