Foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
El Alzheimer, una de las enfermedades neurodegenerativas más impactantes, es un desafío creciente para la salud pública mundial. A medida que la población envejece, la prevalencia de esta afección, que deteriora progresivamente la memoria y las funciones cognitivas, se intensifica. En México, este padecimiento afecta a aproximadamente un millón 300 mil personas, representando entre 60 y 70% de los diagnósticos de demencia en el país.
Asimismo, el Alzheimer puede manifestarse a una edad temprana, presenta su mayor prevalencia en personas mayores de 65 años. Estos pacientes, después del diagnóstico, sobreviven un promedio de cuatro a ocho años, aunque algunos pueden llegar a vivir hasta 20 años, evidenciando la progresión lenta e incierta de esta enfermedad.
Si bien aún no existe una cura definitiva, los avances en la ciencia y en el desarrollo de tratamientos ofrecen esperanza. Por ello, la doctora Nuria Marcos, vicepresidenta asociada del área médica para Lilly Latinoamérica, destacó que la empresa está enfocada en desarrollar alternativas de tratamiento que impacten positivamente el bienestar y la calidad de vida de quienes padecen esta condición.
La lucha contra el Alzheimer no solo se centra en buscar una cura, sino en mejorar la vida de los pacientes, permitiéndoles mantener autonomía y relaciones por el mayor tiempo posible. Ante ello, el doctor José Luis Zaragoza, asesor médico para Lilly en México, enfatizó la importancia de las nuevas alternativas terapéuticas. Estas buscan ralentizar el avance de la enfermedad y proporcionar una mejor calidad de vida a los pacientes.
No obstante, la prevención y el diagnóstico temprano son clave en la batalla contra el Alzheimer. Según datos proporcionados por Lilly, después de los 65 años, la incidencia de la EA se duplica cada cinco años. Además, el riesgo de desarrollarla se incrementa más de tres veces en personas que tienen un familiar de primer grado con demencia.
Por esta razón, Lilly está trabajando para equipar a los médicos con el conocimiento y las herramientas necesarias para actuar rápidamente ante la sospecha de deterioro cognitivo. Esto incluye el acceso a tecnologías avanzadas como tomografías por emisión de positrones de amiloide, pruebas de líquido cefalorraquídeo y, en un futuro cercano, biomarcadores basados en análisis de sangre. El compromiso de Lilly con la lucha contra el Alzheimer no está limitado a la investigación y al desarrollo de tratamientos.
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