Ciudad de México,
Jorge Cerino
Crédito foto: Elisa Ventur en Unsplash
Desde el comienzo de la pandemia de Covid-19 y la suspensión de las clases presenciales se registró un aumento en los niveles de estrés y depresión entre los estudiantes. Ahora, la Universidad Estatal de Ohio encontró que nuevamente hay un incremento de los niveles de ansiedad y depresión en los estudiantes universitarios ante la perspectiva del regreso a clases presenciales. En concreto, registraron mediante encuestas un aumento en la cantidad de alumnos quienes dieron positivo a las pruebas de depresión, de 24.1% en agosto de 2020 a 28.3% en abril de 2021, y de 39% a 42.6% para el caso de ansiedad en los mismos períodos.
También se encontró un aumento del agotamiento, de 40% en agosto 2020 a 71% en abril 2021, según un comunicado de la sala de prensa de la universidad. A causa del incremento en la ansiedad, depresión y agotamiento, los estudiantes también declararon haber aumentado el uso de mecanismos de afrontamiento poco saludables. Estos incluyen el consumir más alimentos no saludables, con un aumento del 25% al 29% y un mayor consumo de alcohol, del 15.5% al 18%. Igualmente disminuyó la actividad física, de un 35% a 28%. Por otra parte, más estudiantes declararon ver a un consejero de salud mental, con un aumento del 13% al 22%.
Este incremento se venía registrando desde otoño de 2020, cuando otra encuesta de la Universidad de Boston registró un pico en los niveles de depresión y ansiedad en los estudiantes universitarios. Según dieron a conocer en febrero de 2021, el 83% de los estudiantes declararon que su salud mental había afectado negativamente su rendimiento académico en el último mes. También dos tercios de los estudiantes universitarios declararon estar luchando contra la soledad y sentirse aislados, asegura la universidad en su reporte.
Ante estos hallazgos, la Comisión de salud mental de la Universidad Estatal de Ohio subraya la importancia que tendrá para el regreso a clases la promoción de la salud mental, así como el acceso a servicios y programas basados en evidencia. Además emitió cinco recomendaciones para los estudiantes universitarios quienes se prepara para regresar a clases presenciales en el contexto pospandémico,
Las recomendaciones incluyen: establecer hábitos de salud funcionales para uno mismo, como programar sesiones de reducción de estrés, actividad física y alimentación saludable. Desarrollar resiliencia y habilidades de afrontamiento, por ejemplo, practicar la respiración profunda, la atención plena, la gratitud y cambiar los pensamientos negativos por positivos. Encontrar apoyo en los servicios locales de salud mental, así como desarrollar y mantener sistemas de apoyo con gente del campus. Finalmente, enfatizan la importancia de no esperar para buscar ayuda y recurrir a un profesional de inmediato si los síntomas o emociones afectan la concentración o el funcionamiento.
En México ya se planea el regreso a clases presenciales de los estudiantes de educación básica, aunque para los estudiantes universitarios aún no existe una fecha única de regreso. Principalmente por el carácter autónomo de muchas de las universidades en el país, éstas gestionan individualmente sus procesos para volver a clases presenciales. Tal es el caso, por ejemplo, de la Universidad Nacional Autónoma de México que en su protocolo para retomar actividades señala la necesidad de permanecer al menos tres semanas en semáforo verde.
Decidir el regreso a clases es un proceso complejo, con muchos aspectos a considerar y de larga discusión. Sin embargo, cuando se concrete el retorno de los estudiantes universitarios a las aulas será crítico establecer protocolos para atender los problemas de ansiedad y depresión que resultaron del distanciamiento social de la pandemia.