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Desde hace algunos años, la población en México ha reducido el porcentaje de lectura. En 2015, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 84.2% de los encuestados aceptaban leer al menos un libro, para 2019 este porcentaje bajó 10 puntos quedando en 74.2%. Aun cuando ha habido campañas para el fomento de la lectura, parece que se han visto mermadas por la gran oferta de productos audiovisuales. Sin embargo, podemos seguir fomentando el hábito de la lectura si aplicamos algunas estrategias.
Para los niños, el leer puede significar una actividad muy poco lúdica e interesante, esto se debe al hecho de que se ha impuesto la lectura como una obligación, en lugar de estimularlos para que esto se vuelva una necesidad y un gusto per se.
Es sembrar en terreno árido si se le obsequia a los pequeños libros que no estén a su nivel cognitivo y de temas que no les interesan. Una buena opción para orientarlos a tomar el gusto de la lectura es proporcionarles materiales menos académicos y de alta literatura en un principio. Los cómics o historietas, por ejemplo, son una buena herramienta para interesarlos en la lectura.
Los niños aprenden lo visto en sus casas. Por consiguiente, si ellos ven a sus padres con un libro en las manos en repetidas ocasiones es muy probable que en algún momento se sientan tentados a tomar un libro para imitarlos. Los padres son el ejemplo que los niños absorben, aun cuando no se percaten ambos de ello.
También, una posibilidad para activar el gusto por la lectura es realizar sesiones en familia en la que cada integrante lea una parte de un cuento o novela. Al transformar la actividad de una acción solitaria a una grupal estimulará la introyección del gusto por leer. Al principio no será sencillo pero la constancia en estas actividades irá rindiendo frutos.
Poco a poco, el nivel de complejidad de las lecturas deberá ir aumentando dependiendo del progreso visto por los padres en sus hijos en relación a este tema; también dependerá de la edad y de los gustos personales de cada individuo. No a todos les gustan los mismos tópicos. Se debe aprender a identificar los temas que a los niños y jóvenes les interesan. Será muy distinto si se comienza a proporcionarle, por ejemplo, un libro básico de descripción de dinosaurios que El Capital de Karl Marx.
Las recompensas de la lectura constante son infinitas. En principio, cada lectura representa, retomando palabras del guionista estadounidense Robert Mckee, "provisiones para la vida". También mejorará la ortografía y la gramática, se estimulará la imaginación y la capacidad de cualquier persona para ser más críticos.
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